Quedan pendientes más pruebas de laboratorio en la procura de cualquier resto de ADN ajeno, así como otros informes con los que la Policía busca una base para corroborar sus sospechas, pero la investigación del crimen de la ourensana Socorro Pérez, cuyo cuerpo fue localizado hace hoy justo dos meses, se ha encontrado con la dificultad añadida de tener que reunir pruebas contundentes sin el sustento de los análisis forenses. Según han transmitido fuentes policiales, el Instituto Nacional de Toxicología no ha encontrado ningún vestigio ajeno en las muestras que fueron remitidas para su examen tras la localización del cadáver. El laboratorio científico no ha hallado ningún marcador, como líquido seminal, que confirme los indicios de una posible agresión sexual. Tampoco se han encontrado marcas de ADN de una persona distinta a la víctima. Los test han dado negativo.

La Policía ya era consciente de esta posibilidad cuando apareció el cadáver. Unos cazadores, amigos del padre, lo encontraron en una zona de maleza, cerca de una urbanización en el monte Seminario, uno de los lugares por los que acostumbraba a correr o pasear. El cuerpo estaba semidesnudo y en un avanzado estado de descomposición, puesto que posiblemente llevara más de un mes a la intemperie. El crimen se remonta al sábado 2 de mayo, cuando la ourensana de 43 años salió de su casa con la intención de hacer deporte. La familia ya descartó entonces una marcha voluntaria o un suicidio, pero la búsqueda se centró durante varios días en el Miño. El portavoz criticó en su momento que

La autopsia confirmó que la víctima había sido sufrido una muerte violenta, con un aplastamiento del cráneo como causa más probable. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial, con un equipo de 11 agentes volcados en este caso como máxima prioridad, realizó una inspección ocular en la zona donde apareció el cadáver. Recogieron unas piedras y también una maza para verificar si pudo ser el objeto utilizado para causar la muerte a Socorro. Los investigadores también están pendientes del resultado de los análisis del laboratorio de la Policía en Madrid.

Asimismo, especialistas en científica de la central acudieron a inspeccionar el piso donde la mujer vivía sola en O Couto, y también aprovecharon para revisar el coche en el que cada día se desplazaba a su puesto de trabajo como limpiadora en la Universidad Laboral. Fuentes de la investigación señalan que los resultados de estas otras pruebas de ADN aún tardarán.

Entre tanto, la Policía no deja de buscar pistas que conduzcan al autor o autores. La Comisaría garantiza que todos los medios y esfuerzos están el caso y no se cejará. Los investigadores han recabado versiones de todos los entornos de la víctima, desde el laboral hasta el de sus antiguas compañeras de estudios, con las que solía reunirse todas las navidades para una cena. Pese a sus modos solitarios y a que carecía de teléfono con whatsapp, redes sociales e incluso correo electrónico, Socorro se relacionaba activamente en otros entornos como el de la parroquia de Fátima, en su barrio de O Couto, donde colaboraba en el grupo de liturgia.

Aunque su familia no le conocía relaciones desde hace años, los agentes centran sus sospechas en un conocido de la víctima, sin descartar que alguien del pasado hubiera reaparecido en su vida. Hace semanas, la UDEV requirió a las compañías telefónicas para que aportaran datos sobre el tráfico de llamadas y mensajes de Socorro, así como otra información de una lista de posibles sospechosos. La Policía intenta saber el lugar en el que estuvieron el día del crimen, y en jornadas anteriores, con los datos de ubicación de los repetidores.