Manuel llegó a la casa de su suegra y el fuego casi la arrasa. En Naves, una localidad de la parroquia ourensana de Palmés, este vecino usó todos los medios a su alcance para impedir que el incendio consumiera la vivienda y un galpón. Empleó mangueras, cubos y hasta la sulfatadora para hacer frente a las llamas de gran altura que pusieron en peligro esta y otras propiedades de la zona. "En cuestión de minutos, el aire trajo el fuego muy rápido. Si no llegan a venir los bomberos y proteger la zona, adiós a la casa", expresaba ayer. Los efectivos del parque de Ourense, aun con la precariedad del servicio por la falta de efectivos, salvó la situación.

Aún temía que el peligro regresara. A mediodía apenas quedaban rescoldos en la zona, con el flanco avanzando hacia la zona de Untes, pero a Manuel le preocupaba que el calor causara algún rebrote. Los vecinos que mantienen su residencia estable en estos núcleos de la periferia de Ourense están hartos de ver el fuego campando por los alrededores año tras año. En la tertulia obligada por los acontecimientos, Manuel y otros vecinos urgían la necesidad de que las administraciones actúen con más celeridad y contundencia contra los propietarios de fincas sin limpiar.

"Nuestra parcela estaba limpia pero esa otra no es nuestra y ni se sabe dónde están los dueños", subrayaba Manuel. Otro lugareño apuntaba que la externalización de los medios de extinción también contribuye a que el monte arda más.

Una mujer de edad avanzada, que prefirió no dar su nombre, veía ayer hectáreas desoladas de monte al pie de su vivienda, en una zona más distante de la misma localidad de Naves. "Estábamos yo, mi hija mis nietos, y gracias que mi hijo trabaja en Aquagest y conectó las mangueras. Hacía 13 años que no ardía así por aquí". Las llamas arrasaron tendidos eléctricos, algunos viñedos, fincas y huertas particulares, y plantaciones de monte comunal.