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Fiscalía pide 20 años para el joven acusado de robar y matar a martillazos a su abuela

Quería dinero para droga, cree la acusación » La familia, en plazo para reclamar condena, solicitará que el parricida, del que la víctima anotó sus sustracciones, no pueda heredar

Luis Pérez Rodríguez, al pasar a disposición del juez en 2012. // Regal

La asfixió y utilizó un martillo para propinarle golpes reiterados a la mujer de 76 años, Dolores P.R. que, por consanguineidad, era su abuela pero, por condición legal, preocupación y denuedo, era su madre. Luis Pérez Rodríguez, un joven ourensano de 31 años de edad, será juzgado en los próximos meses en la Audiencia Provincial de Ourense por un cruento crimen cometido en agosto de 2012. Tras una huida fugaz y sui generis (llegó a ser visto practicando natación en un club privado después de los hechos,), se entregó a los cinco días del crimen (eligió la cárcel y no la Comisaría) y desde entonces permanece recluido en régimen de prisión preventiva.

Presuntamente, puso final de forma drástica a una relación tormentosa que la septuagenaria, incapaz de reconducir el carácter de su nieto, padecía desde hacía años. La Fiscalía de Ourense acaba de registrar el escrito de acusación contra el presunto homicida. El ministerio público propone una condena de un total de 20 años de cárcel por los delitos de homicidio (con tres agravantes) y robo con violencia.

El acusado no tiene historial incólume. Fue un joven difícil al que, huérfano de madre, trataron de reconducir sus abuelos, padres putativos a la postre. No fue posible y hubo tormenta. Luis Pérez acumula ya dos condenas firmes en su historial. En febrero de 2008, fue sentenciado a 2 años de prisión por un delito de robo con fuerza. En enero de 2010 le impusieron el mismo castigo por un delito de robo.

Según el escrito de acusación de la fiscal del caso, al que ha tenido acceso FARO, el crimen fue cometido a una hora sin determinar entre la tarde y la noche del 6 de agosto de 2012. El presunto homicida y la víctima, que vivían solos desde la muerte del padre-abuelo unos 3 años antes, se encontraban juntos en su vivienda de la calle Concello, en pleno centro de Ourense. El móvil, a criterio de la Fiscalía, fue la necesidad de dinero para droga. Supuestamente empezó a tomarlas a los 11 años.

Tras la investigación del crimen, la fiscal ha reunido las piezas de los hechos. Según sostiene, el joven utilizó un cable (el del teléfono, indicó en su momento la Policía), así como otro instrumento "no determinado" con la presunta intención de acabar con la vida de su progenitora. Al mismo tiempo, apretó el cuello de la señora y la habría golpeado reiteradamente en el cuerpo y en la cabeza con un martillo.

Como consecuencia de la brutal agresión, le produjo fracturas costales con contusión pulmonar, traumatismo cráneo encefálico severo y asfixia. Después de matar presuntamente a su abuela, relata la Fiscalía, el acusado envolvió el cuerpo con la alfombra y procedió a buscar su objetivo, el dinero.

Abrió la habitación de su madre, que permanecía cerrada con llave, -ella había optado esa medida de cautela por miedo, y al constatar los sucesivos robos del joven-, y allí se hizo con 300 euros, con dos cartillas de dos entidades bancarias diferentes, de las que era titular la víctima y su hermana, así como con otras dos de otra entidad propiedad de la septuagenaria.

Además, presuntamente, el joven cogió una cartera de piel con el permiso de conducir de la señora, que también se hallaba en el armario, así como las llaves del coche y el móvil de la mujer. Tal y como ha quedado documentado por los investigadores, el presunto parricida intentó sacar dinero en cajeros automáticos utilizando las cartillas de la anciana. No lo logró.

La Fiscalía, que en su momento instó a la juez excluir este sumario de un juicio con jurado, -serán magistrados profesionales quienes decidan- pide un total de 5 años por un delito de robo con violencia, más 15 por el delito de homicidio. Sostiene que sobre la acción de Luis Pérez pesan las circunstancias agravantes de abuso de superioridad (en doble aplicación), parentesco y reincidencia.

Dolores tenía 76 años de edad, era viuda y, además del acusado, era madre de una mujer de 53 años de edad que no convivía con ella cuando ocurrieron los hechos. Los familiares del presunto homicida y ladrón están personados en la causa como acusación particular. Al igual que la Fiscalía, que ya ha completado el trámite, tienen la potestad de formular acusación. Todavía está pendiente.

Según explicaciones del abogado a este periódico, además de adherirse muy probablemente a los postulados de la acusación pública en cuanto al encaje penal del crimen, la familia reclamará responsabilidad civil y forzará una inflexión legal. Que el presunto parricida no pueda llegar a heredar en un futuro el patrimonio de la víctima.

La señora guardaba guardaba en el armario de su habituación una nota manuscrita en la que aludía a las "cosas que me has cogido, Luis", detallando las cantidades y joyas que el joven supuestamente sustrajo a su abuela en 2011 y 2012. La víctima dejó escrita otra frase ilustrativa que apuntala los indicios del segundo delito, excluido de las competencias de un jurado. "Descontar del reparto de dinero, si queda, para heredar". Un mes antes del suceso, Dolores decidió entregar sus joyas a su hija y a su prima para que Luis no las robase.

Pendiente de cuantificar la reclamación económica de sus propios familiares, la Fiscalía ya ha cifrado su petición. Fija una indemnización a favor de su hermana de 80.000 euros, más intereses, en concepto de daño moral. Ella fue la persona que descubrió el cadáver.

Desde su encarcelamiento en agosto de 2012, quiso el timón del caso. Envió sucesivas cartas a la juez de Instrucción Número Tres para pedir pruebas o pedir el archivo y rechazó la asistencia de su abogada, designada por el turno de oficio. En los últimos trámites del caso, Luis Pérez repitió la queja contra su letrada y pidió a la juez el sumario de su caso para estudiarlo por sí mismo. El juzgado de instrucción remitió su queja al Colegio de Abogados de Ourense. El organismo desestimó la solicitud al negar motivos para cambiar la designación de la letrada.

Tras su arresto fue evaluado por el forense. Su abogada había pedido el reconocimiento por la "fuerte medicación" que el presunto homicida necesita por prescripción psíquica. El juez de guardia no vio afectado su estado mental.

Dijo no recordar "nada"

La inspección del lugar del crimen despejó la hipótesis de que hubiera intervenido una tercera persona, como mantenía el imputado. No había indicios de que alguien hubiera registrado el piso en busca de dinero y objetos de valor. Lo único que estaba revuelto era el armario de la mujer. Las pruebas de ADN descartaron más vestigios que los suyos y los de la señora.

Después de su detención, Luis aseguró al juez que no se acordaba "de nada". Según sus primeras manifestaciones, se metió en la cama y, cuando se despertó, se encontraba al lado de su abuela muerta, fue su versión. Por eso apuntaba a una tercera persona como responsable del crimen. Al encontrarse con la escena macabra, mantuvo, entonces sintió miedo y decidió marcharse.

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