La historia de la orden franciscana en la ciudad está marcada por las mudanzas. Hasta tres emplazamientos diferentes ocupó esta comunidad monacal mendicante desde que se instaló en la ciudad en el siglo XIII: la Praza do Correxidor, la ladera de Montealegre y el último, aunque se desconoce si será el definitivo, es uno de los laterales del parque de San Lázaro.

El templo en honor a San Francisco descansa hoy en la rúa de Xaquín Lorenzo "Xocas". Más bien una parte lo hace, porque uno de sus laterales todavía permanece en el lugar en el que fue construído originalmente en el siglo XIV, en la ladera de Montealegre junto al resto del complejo conventual de San Francisco, justo pegado al cementerio homónimo.

Como si se tratase de un Abu Simbel a la ourensana, la iglesia era trasladada en 1928 piedra a piedra. "El padre Calonge fue el armadanzas de todo, un capricho suyo que recibió el apoyo del Ayuntamiento fue lo que prendió la mecha", explica Juan Carlos Rivas, ex director del Museo Municipal. "Arrancaron la iglesia de su lugar natural, descontextualizando el convento y abandonando el claustro", aclaraba. "Un pecado en el que cayeron incluso algunos de los eruditos de la época, como Otero Pedrayo que también aprobó esta locura".

Solamente la portada y la cabecera fueron trasladadas a su nuevo hogar, lo que de aquellas era el campo de la feria de San Lázaro en un largo proceso que no culminó definitivamente hasta 1955 con el remate de la fachada occidental. Una estrategia que Rivas define como "una chapuza en toda regla". Lo cierto es que aunque el arquitecto encargado de este cambio, Manuel Conde Fidalgo, intentó mantener en lo posible la forma y estrutura, según el profesor Santiago Tarrío de la Universidad de A Coruña, en su obra sobre la Arquitectura de las órdenes mendicantes, "lo cierto es que sólo lo logra parcialmente en zonas interiores del crucero y la cabecera".

Para Tarrío, los motivos del cambio se debieron a "los avatares sufridos por el conjunto conventual hasta el siglo XIX", especialmente desde que en 1835 pasara a manos del ejército por el proceso de desamortización. La iglesia se había cerrado al culto y el desuso había hecho mella. Por esta razón cuando los franciscanos regresan a la ciudad, "inician las gestiones para su traslado al Parque de San Lázaro".

Una mudanza que con el posterior desarrollo urbano ha provocado que apenas se vea la portada. Una joya del gótico más temprano que se ve cubierta por el progreso. Últimamente uno de sus laterales, ha quedado de nuevo visible para el público, pero será por poco tiempo, pues un nuevo edificio volverá a cubrirlo. "Lo ideal sería que recuperase su lugar natural, junto al claustro", defendía Rivas.

Rivalidades

Cuando los franciscanos se mudaron por última vez, ya existía otro edificio religioso en el vecindario. En dirección a la actual Subdelegación del Gobierno se erguía la capilla del San Lázaro, construída en 1896.En 1950, se ordenaba su traslado, "algunos dicen que parareordenar el área que había de albergar la sede del Gobierno, pero yo creo que era una cuestión de competencias, si recaudaban limosna en un sitio, no lo hacían en el otro, así que los padres paúles también estuvieron de acuerdo en abandonar San Lázaro, se sentían amenazados", explica Rivas.

El Ayuntamiento ofrecía su reconstrucción a varios barrios de la ciudad pero habría que esperar hasta 1982 para que la capilla fuese trasladada al barrio de Peliquín, donde permanece en la actualidad. José María Eguileta, arqueólogo municipal, habla de una tercera capilla, también en honor a San Lázaro que habría desaparecido.