El escritor barquense y colaborador de FARO, José María Pérez Álvarez "Chesi" está pendiente de recibir de la editorial Trifolium, las galeradas de su última novela, "Examen final". Justo el paso previo a su publicación, que se prevé para el próximo mes de octubre: "Les envié el texto corregido, he escogido la portada, sólo falta que me devuelvan la versión final para darle el visto bueno". Han preferido posponer su fecha de salida, que estaba en un principio pensada para este mes, "para no hacer las cosas con prisas", explicaba.

-A algo más de un mes para la publicación de "Examen final", ¿qué es lo que ya se puede saber?

- Trata sobre la vida de un escritor que llega a un punto en el que tiene cierta fama pero en el que en la editorial ya no aceptan sus originales y cada día se nota más desvinculado del mundillo literario. Simultáneamente también se narra el proceso de descomposición de su matrimonio. El protagonista atraviesa una situación bastante desesperada, bebe mucho, no escribe, aunque va intentando siempre rehacer su vida.

- ¿Por qué ha escogido esa temática en concreto?

- El proceso del silencio de un escritor me parece algo muy interesante e importante. El momento en el que uno no es capaz de escribir hay que poner un punto final, aunque sea temporal. Es horrible cuando te enfrentas a la página en blanco y ves que las cosas te salen mal, que te rechazan los manuscritos y te nace esa actitud de desasosiego ante un oficio por el que sientes mucha pasión, pero que te acabar creando un estado nervioso.

- Parece que se enfrenta usted al miedo que puede sentir cualquier escritor.

- Exactamente se trata de eso. Desde ese punto de vista se puede decir que tiene un componente autobiográfico. Refleja ese momento en el que te das cuenta de que estás escribiendo y las cosas no te están saliendo bien o al menos no como querrías, pero esto sucede siempre. Uno tiene una novela en la cabeza y lo que sale finalmente siempre es algo distinto e inferior a la que tu prevés que va a salir, que además cada lector interpreta a su manera. Con lo cual entre la idea inicial y la que llega al destinatario no hay absolutamente nada en común.

- ¿La novela terminada siempre decepciona a su autor?

- A mí me pasa. Generalmente uno aspira dentro de sus límites a la perfección, a hacer algo que sea por lo menos, mejor que lo que hiciste antes. Y cuando finalmente ves que el resultado no es el que esperabas siempre es un poco decepcionante. A veces también estás más o menos satisfecho, pero yo creo que la satisfacción viene cuando pasado un tiempo eres capaz de analizarla con cierto despegue.

- ¿Cómo es el proceso de creación y escritura de una novela?

- Va desde la maduración de una idea que se te mete dentro y pasas a convivir con ella durante una temporada. A veces hasta que me pongo a darle forma pasan meses, hasta que llega la chispa, la llave de la cerradura que mantenía todo eso parado, y empieza entonces a fluir con tranquilidad. Eso sí, es un proceso muy obsesivo. Finalmente, desde que termino una novela hasta que se la paso al editor dejo pasar, a veces, años. La escritura es algo que hago relativamente rápido, pero el proceso de corrección, de reescritura eso ya me ocupa años. La primera versión de la novela se redacta como en una especie de trance que suele llevar a penas meses.

- ¿Cuál es l a peor parte de este oficio?

- Yo lo que de verdad disfruto es el proceso de escritura, ahora lo que viene después, las presentaciones y eso, me parece todo un rollo. Debería ser siempre otra persona la que se dedicase a eso. No me gusta porque a la hora de escribir la novela te expones, pero digamos que de manera subrepticia, pero después eres tú quien tiene que dar la cara por lo que has escrito y eres tú, sin remilgos, el que se expone. Todo ese tema de las fotografías por ejemplo, me parece una cosa horrible, lo llevo muy mal.

- ¿Dónde encuentra usted la inspiración?

- Algunas de mi novelas surgieron de una frase. Yo prefiero el proceso anárquico de escritura, cuando me siento a escribir una novela nunca se como va a terminar, o que va a pasar en el capítulo siguiente. Así, me parece mucho más emocionante aunque después, cuando la repasas, te das unos golpes enormes.

-Y una vez que el proceso ha concluido, ¿qué se siente?

- Un vacío absoluto, es como si se acabara el mundo, como si te dijesen mañana te mueres, ya hiciste todo lo que tenías que hacer. En mi caso es muy traumático porque soy una persona muy pesimista, siempre pienso no se me va a ocurrir nada más en la vida.

- Usted ha recibido muchos premios: Mor de Fuentes, Hucha de Plata, Gabriel Miró, El Golpe, Ramón Sije, Felipe Trigo, el Constitución, el Bruguera... ¿Para que diría que le han servido, que han representado para usted?

- Menos el Bruguera que llegó con una aportación económica, no me han servido para nada más que para hacer currículum. Me fío más del reconocimiento de dos o tres de mis amigos, también escritores, cuya opinión hace que yo confíe en una novela.