"Esta Virgen tiene algo, algo especial", aseguraba Justo Fernández uno de los casi 3.000 fieles que se congregaban ayer a mediodía en la explanada del santuario de Os Milagros. Un templo al aire libre que como cada año se convierte, con el balcón de la iglesia como punto neurálgico, en uno de los centros de la devoción mariana en la provincia de Ourense.

Pero ayer no era un 8 de septiembre cualquiera. A pesar de que como cada año con el día grande se despedían otros nueve de honores a la imagen de la Virgen, y esta salía de su casa para recorrer las inmediaciones del santuario en la procesión en la que los devotos se despiden de ella con una marea de pañuelos ondeando al aire, la fecha estaba especialmente señalada en el calendario.

Tal día como ayer, de hace 50 años se producía la coronación canónica de la Virgen de Os Milagros. Este aniversario ha motivado que el Papa Francisco haya decretado un año jubilar mariano para la diócesis que el obispo, Leonardo Lemos inauguraba ayer. Monseñor destacaba en su homilía que la coronación de esta imagen no se producía hace medio siglo "por imposición de la Iglesia, o los curas. Todo lo contrario la fe en Nuestra Señora se ha anidado en el corazón del pueblo". Una tradición mariana que se remonta más de 1.000 años atrás: "Ya en el 433 la pequeña catedral de la diócesis estaba consagrada a Santa María Madre", recalcaba. El obispo citaba el documento por el que el Papa Francisco decretaba este año jubilar "ha de celebrarse dignamente mediante los oportunos recursos catequéticos, y vivir mejor los sacramentos", resaltó. Doce meses que han de servir a los fieles de la diócesis para "la conversión de las costumbres, vivir con mayor santidad el día a día y hacer gala de una especial generosidad con la Iglesia y los pobres".

Con la apertura de este año santo, llegaba también el relevo en el rectorado de Os Milagros. Eladio Gómez cede su puesto a José Manuel Villar después de tres años dirigiendo el santuario. En su discurso de despedida quiso agradecer el apoyo de los fieles y recordaba emocionado al peregrino que fallecía ayer de un infarto en la misa de las 19 horas. Con la procesión de los pañuelos, se despedía la mañana del día grande para la advocación.