Ourense acogió con frialdad y con las calles muy poco concurridas el desfile de gigantes, cabezudos y marionetas en el Corpus, a pesar del meritorio intento realizado por la Concejalía de Cultura para recuperar la "magia de una tradición", partiendo de los rescoldos que quedan de este tipo de celebraciones en Xinzo de Limia, Celanova, Allariz, O Barco de Valdeorras y la propia capital, reforzados con la participación de los grupos de Gigantones Zé Povinho y la Orquesta de Percusao de Braga, el Grupo Bardoada y la orquesta de Percussao e Gigantones de Palmela, Bombos Vilarinho da Samarda de Vila Real, Bombos relâmpagos de Sanguinhedo de Vila Real y el Grupo de Bombos "Os Ponchas" de Vila Real, teniendo en cuenta que a Ourense le corresponde la capitalidad cultural del Eixo Atlántico.

La presencia de gigantes y cabezudos está documentada desde el siglo XVII, con especial incidencia en Allariz, Castro Caldelas, Celanova, O Barco, O Carballiño, Ramirás, Ribadavia, San Cibrao das Viñas y Ourense, por lo que no parecía nada descabellado que se volviera la vista atrás para recuperar una tradición que ha perdido fuelle con el paso del tiempo. Pero la evidencia ha demostrado que la concentración de gigantes, cabezudos y marionetas no aguanta la comparación con la Batalla de Flores. La afluencia de gente no ha llegado al 20% de la que se concentra para ver las batallas de flores, desde la explanada de la Comisaría de Policía a la Praza Maior.

Entre los defectos más notorios, apuntados por vecinos consultados a lo largo del recorrido, fueron la desconexión entre los grupos, que caminaban muy distanciados unos de otros, carrozas "muy desangeladas", consistentes en "simples remolques de coches sin apenas decoración", abuso del estruendo de bombos y tambores, frente a la diversidad de la música que acompaña a las carrozas y a la riqueza de representaciones, decoración y colorido. Por último destacan el "descuido general" que había en la indumentaria. Algunos de los grupos de percusionistas desfilaban con "camisetas comunes de manga corta".

María Rodríguez y María Vázquez sostienen que el desfile le pareció "muy triste; los niños vienen casi aburridos". Coinciden en resaltar que es "mucho más animada la Batalla de Flores; se nota en la gente".

Una madre, indicaba contrariada: "Mis hijos van en esa carroza y mira: es un simple remolque, sin decoración". José Fernández muestra preferencia por la Batalla de Flores, que considera "mucho más importante".

Rebeca Domínguez confiesa que le gusta más la Batalla de Flores, "porque es más tradicional y la gente se volcaba en las calles para ver pasar las carrozas". Califica el desfile como "pobre".

Una señora mayor llamada Julia contempla el desfile como "un escándalo; ha sido horrible", por lo que indica que es "una vergüenza para la ciudad de Ourense". En cambio, Sonia Rodríguez sostiene que la ha trasladado a su infancia, en la provincia de Lugo, "donde se podían ver los gigantes y cabezudos. No existía la Batalla de Flores".