El Ministerio Fiscal mantuvo ayer la petición de condena de siete años de cárcel para Esteban C.A. por un presunto delito de abusos sexuales a la hija biológica de su pareja, ocurrido en Allariz en 2009. La denunciante tenía 14 años cuando sucedieron los hechos y en la actualidad es una mujer adulta que mantuvo el relato de los hechos en su declaración ante el tribunal de la Audiencia, donde prestó testimonio el miércoles aislada por un biombo. A raíz de lo ocurrido, la chica abandonó la casa natal de Allariz y se fue a vivir a Barcelona con su padre. Ayer, los peritos ratificaron que su testimonio, puesto en duda por la defensa, "es compatible" con las pruebas periféricas que se practicaron y que "el núcleo del relato" que la menor hizo con posterioridad "se mantiene constante".

Uno de los profesionales que testificó por vía telemática destacó el "alto grado de sinceridad" que se observó en la denunciante en el momento en el que presentó la denuncia en Barcelona contra su padrastro pidiendo "ayuda a gritos" con el objetivo de que su madre "la creyese". Los peritos afirmaron que la menor realizó un "relato libre" de los hechos ante los técnicos psicólogos y que "los indicadores detectados son compatibles con los de un relato de hechos vividos", sin que se detectasen indicadores que pudiesen comprometer su verosimilitud".

Asimismo, constataron que la denunciante no tenía alteraciones psicopatológicas ni de personalidad y que no se detectaron "fabulaciones ni testimonios delirantes que hiciesen pensar que su declaración pudiese no ser real". Tampoco detectaron secuelas vinculadas a los hechos que se enjuician.

La declaración de los diferentes peritos centró la segunda jornada de la vista contra Esteban C.A., que el día anterior negó los abusos y atribuyó los tocamientos descritos por la joven a un juego de "cosquillas". Los psicólogos también se refirieron a dos intentos de autolesión de la joven en el año 2010, coincidentes con sendas crisis en su nuevo entorno familiar en Barcelona, a donde fue a vivir con su padre biológico, y describieron las pruebas realizadas a la denunciante para determinar la credibilidad de su testimonio.

En su exposición final, el fiscal mantuvo la petición de una condena de siete años de prisión para el acusado por un delito de abusos sexuales, con el agravante de "abuso de superioridad" al entender que la "falta de consentimiento de la menor era evidente". Los hechos ocurrieron el 31 de mayo de 2009 en el domicilio en el que residían el procesado y su pareja, junto con la hija de ella y un niño de 7 años que tienen los dos en común. La joven declaró que el acusado le había pedido que se tumbase con él en la cama para hacerle un masaje que posteriormente se convirtió en tocamientos en "pechos y sexo", lo que la dejó "paralizada". El fiscal destacó que "ella le pidió que cesara y en cuanto pudo abandonó la habitación", pero él "se aprovechó". La acusación particular recalcó que la "única motivación" de la víctima para presentar la denuncia fue "que su madre la escuchase" y supiese la verdad.

Por su parte, la defensa ratificó su petición de "libre absolución" al entender que "no ha quedado acreditado el abuso sexual" y que la supuesta víctima incurre en "numerosas contradicciones". En caso de condena, pidió la concurrencia de la atenuante de "dilación indebida".