Tras intensas movilizaciones, más de 120 días de encierro y un juicio civil por la ocupación de la fábrica, la otrora plantilla parece haber tirado la toalla. Y con razón. Nadie, ni siquiera el gobierno autonómico que se comprometió con ellos a buscar una salida, ha levantado la mano para pujar por la fábrica.

La administradora concursal Génova 3 llegó a intercambiar información con posibles postores -Sunfilm UK estuvo muy cerca- pero no se concretó ninguna oferta y el proceso tomó el inevitable camino de la liquidación a comienzos de este año. La fábrica y la maquinaria en la que se habían invertido más de 50 millones de euros (en gran parte procedentes de subvenciones del Estado y de la Xunta) entre 2007 y 2009 se valoró en 18,3 millones pero el precio de salida en la subasta que se abrió el pasado febrero se fijo en 3,7 millones. No se presentó ni una sola oferta en tres meses.

Concluido el plazo, la concursal inició una segunda fase para dar a las administraciones públicas la oportunidad de quedarse con la unidad productiva a cambio de la deuda existente. La administradora, Carmen Díaz de Magdalena, confiaba al cierre de la subasta en que al menos la Xunta de Galicia presentaría alguna propuesta. Pero no ha sido así y la segunda fase de adjudicación se acaba de cerrar con cero ofertas.

Llegado este punto, pocas posibilidades de reapertura hay ya para T-Solar y menos aun para los extrabajadores que todavía albergaban la esperanza de la reactivación. De hecho, el motivo por el que iniciaron un largo y duro encierro en la fábrica en julio del año pasado fue precisamente el desmantelamiento de la planta de gases. Sin ella, poner en funcionamiento la fábrica no sería posible en el corto plazo. Su tenacidad sirvió para parar el desmontaje pero no lograron su objetivo. La empresa los denunció por ocupación ilegal de las instalaciones y fueron desalojados por sentencia judicial cuando superaban los 120 días de encierro, el más largo de los últimos años en Galicia por un conflicto laboral.

Los extrabajadores abandonaron la fábrica de forma voluntaria pero prometieron seguir la lucha en la calle. Los que no encontraron otro trabajo llevan ya más de un año en el paro y a día de hoy, el calendario de movilizaciones está en blanco.

Lo que le queda ahora a T-Solar es la fase de enajenación de la unidad de negocio pero ya sin precio mínimo de salida. Los interesados pueden presentar ofertas por la fábrica y la maquinaria en su conjunto, o por cualquiera de sus elementos de forma individual. Durante dos meses estará el plazo abierto para liquidar la olvidada fábrica fotovoltaica. De no lograrse la venta en este período, se abriría la última posibilidad, la de la venta a través de una empresa especializada en subastas competitivas con difusión nacional e internacional.