El viernes abrió sus puertas el balneario de Arnoia después de siete meses de inactividad. Este establecimiento sufrió el cierre más largo en la estrategia de recuperación iniciada por el Grupo Caldaria en noviembre de 2013 que implicó la suspensión de actividad en dos de los tres únicos hoteles termales que hay en la provincia y la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo, ERE, temporal y rotatorio para toda la plantilla. Los 150 trabajadores que perdieron su empleo durante cuatro meses ya se han reincorporado al trabajo y la empresa confía en alcanzar una buena cifra de negocio este verano. A fecha de ayer, la ocupación estaba en el 57 por ciento, una buena cifra para el mes de mayo, y hay reservas de grupos hasta octubre.

No obstante, el Grupo Caldaria mantiene activo hasta 2016 un calendario de cierres y ERE recogido en el plan de estrategia empresarial para la recuperación que se puso en marcha el pasado noviembre con el cierre del balneario de Arnoia por un período de siete meses, al que siguió Lobios en diciembre para reabrir en marzo. Toda la ocupación de invierno se centró en Laias, Cenlle, con 100 plazas de alojamiento.

A finales de este año, la operación volverá a repetirse hasta que en 2016 se produzca la reincorporación total de la plantilla con solo cierres técnicos para la puesta a punto de los establecimientos y pequeñas reformas como se había hecho hasta ahora.

El director gerente del Grupo Caldaria, Javier Soto, asegura que se tomó un decisión "traumática y dolorosa" en un momento económicamente malo para la empresa, que acumulaba una caída del 31% en la facturación en los últimos tres años. "La solvencia de Caldaria está asegurada pero la empresa tiene que vivir con sus recursos y no dejar que se deteriore el negocio", explica. Apoya la decisión del ERE por suspensión temporal de actividad en una "estrategia que obedece literalmente al mercado", en el caso del termalismo, muy afectado por la crisis al beber principalmente del turismo nacional.

El ERE en Caldaria acompañado del cierre de balnearios en noviembre de 2013 causó impacto al tambalearse un sector que se perfila como uno de los pilares del futuro económico de la provincia y afectaba a un grupo empresarial integrado en la Fundación San Rosendo que es el buque insignia del termalismo en Ourense.

Javier Soto destaca que el resultado de esta primera fase del plan en cuanto a cifras "son buenos porque hemos conseguido optimizar el ahorro de la explotación en los momentos en que menos ocupación teníamos". Hasta la fecha, durante los cierres que se hacían para reformas "manteníamos a toda la plantilla a cargo de la empresa y las cifras últimamente no daban porque arrastrábamos años complicados", explica el director gerente.

El plan de cierres sucesivos se adoptó por "responsabilidad", aclara, para no acumular más pérdidas, generar ahorro y "lo más importante, mantener un equipo de gente profesional". Desde el entorno de los trabajadores aseguran que, en efecto, la reincorporación se ha hecho con total normalidad y que toda la plantilla ha regresado a su puesto original. Soto señala que, en caso de recuperación acelerada, se anticiparía el regreso al punto de partida.