El interventor de un tren de Renfe con trayecto de Barcelona a Vigo será juzgado a finales de mes en Ourense por los supuestos abusos sexuales a una viajera que, como acusación particular, añade a los cargos una misma intentona con otra pasajera; ambas vecinas de Vigo. A.D.P.F., de 52 años de edad y antecedentes penales no computables, se expone a una posible condena de un año y medio, que pide la Fiscalía, a los 3 años y 11 meses que reclama la acusación particular. El juicio se celebrará, si un acuerdo de conformidad no lo remedia, a finales de mes en el Penal Número Dos de Ourense. Su defensa reconoce que Renfe apreció en el empleado "conductas extrañas" y que incluso le pagaba el psicólogo.

Los hechos tuvieron lugar en un tren Altaria operado por Renfe a primera hora del 12 de julio de 2010. El convoy cubría el trayecto entre Barcelona y Vigo. La denuncia se presentó en Ourense. Según el escrito de acusación del ministerio público, el interventor ofreció a la supuesta víctima poder viajar en un comportamiento con cama y la mujer accedió.

Instantes después, el ferroviario regresó a la estancia y, al ver a la pasajera acostada, le preguntó si podía tumbarse a su lado. La mujer se negó. No obstante, el acusado se habría colocado junto a ella, sujetándola por la cadera y dándole después un beso en el cuello. La viajera lo empujó y se dirigió a la puerta para marcharse. Presuntamente, el interventor interrumpió su paso, se colocó delante de la salida del comportamiento y le dio un beso en la boca.

La Fiscalía pide una condena de año y medio de cárcel además de una indemnización de 3.000 euros por lesiones y secuelas. La viajera sufrió ansiedad y trastorno de estrés postraumático, lo que le supuso 50 días de tratamiento. Como secuela, la mujer arrastra un trastorno neurótico de estrés postraumático.

El ministerio público no vio base suficiente, sin embargo, para acusar al interventor del segundo delito, en grado de tentativa, que sostiene la acusación particular.

Esta parte extiende el relato de los hechos a los momentos posteriores al que la primera víctima consiguiera escapar. Según esta versión, la mujer volvió al asiento que ocupaba inicialmente en el vagón donde, tras comienza a llorar, fue consolada por otra pasajera. La acusación une la experiencia de las dos mujeres para asegurar que el acusado intentó previamente lo mismo con la segunda viajera.

Supuestamente, el interventor ofreció a enseñarle el coche cama a esta mujer, invitándola a quedarse allí a descansar. La viajera desconfió y regresó a su asiento. Tras su negativa, el trabajador de Renfe probó con la primera víctima, que sí accedió. Tras averiguar que las dos habían sido dianas del ferroviario, las mujeres "sufrieron un auténtico calvario hasta su llegada a Vigo, encontrándose absolutamente aterrorizadas, con auténtico pánico y zozobra", dice la acusación, "ante la posibilidad de que el agresor pudiera efectuar alguna acción o represalia".

Esta parte sostiene que la víctima a la que la Fiscalía no cataloga como tal padece desde entonces fobia a viajar en tren. Aduce que fue víctima de un abuso sexual en grado de tentativa. La acusación particular pide, por todo su relato, un total de 3 años y 11 meses de cárcel por el delito consumado y la tentativa, así como una indemnización de 8.000 y 3.000 euros, respectivamente, para las dos pasajeras con destino a Vigo.

Las dos acusaciones establecen en sus escritos que sería la operadora Renfe la que tendría que responder subsidiariamente del pago de dichas cantidades.

A tratamiento psicológico

La defensa solicita la libre absolución del trabajador de Renfe y además introduce, como circunstancias a tener en cuenta en su hipotética responsabilidad penal, que el acusado estuvo a tratamiento psicológico a propuesta de la operadora ferroviaria. Según el abogado, Renfe "fue quien apreció conductas extrañas del trabajador que incidían en el desarrollo de su labor". El trabajador continuó a tratamiento en Madrid y, posteriormente, al ser trasladado a A Coruña, en el gabinete de una psicóloga privada "que pagaba y supervisaba Renfe".

En todo caso, la defensa niega los hechos de las acusaciones y apunta que la particular "se contradice en varias ocasiones con las declaraciones de los denunciantes y la mecánica de funcionamiento de un vagón de pasajeros". El abogado recuerda que un juzgado de Vigo no vio indicios de abuso sexual.