"Si no cambia el rumbo de las políticas no se producirá el cambio que necesita esta sociedad". Lo dice Roberto Nespereira, un ourensano de 24 años que terminó la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas en 2011 pero que trabaja en un bar de copas los fines de semana. Consciente de que conseguir un empleo requerirá un "sobreesfuerzo" que está dispuesto a soportar, asume que su puesto de trabajo no está en Ourense y con poca probabilidad, en Galicia. "No soy catastrofista y aunque el entorno es malo, no tengo una perspectiva negativa de futuro", resuelve.
Por ahora, el empleo en el local de copas le sirve para mantenerse alejado de las listas del antiguo Inem, sumar pasito a pasito horas de cotización y financiarse sus gastos sin cargarle a la economía familiar el cien por cien de su sustento. "No llevo bien lo de seguir en casa con mis padres, me gustaría independizarme pero no puedo", dice.
El trabajo de camarero le excluye del dato de 5.500 desempleados de Ourense que acreditan estudios de nivel superior que ayer reveló la EPA del primer trimestre, pero no lo ha apartado del sistema educativo. Tras finalizar la carrera y probar suerte sin éxito en Malaga, donde estuvo seis meses buscando trabajo de publicista, Roberto decidió volver a casa y aprovechar el tiempo de inactividad continuando con su formación. Se apuntó al ciclo superior de Producción Audiovisual en el CIFP A Farixa y ha vuelto a los apuntes. "Creo que es importante no dejar de formarse y aprovechar que en Galicia tenemos una oferta educativa pública de calidad", señala.
A pesar de su optimismo, reconoce que ninguno de sus compañeros de facultad encontró trabajo en su ciudad. Apañaron contratos en Madrid, Barcelona, Argentina y Reino Unido. "Yo descarto Ourense, desde luego, y Galicia en general, pero espero que en las grandes ciudades quede alguna oportunidad", apunta. En todo caso, probar suerte en el extranjero es una posibilidad que no solo no descarta sino que está valorando como primera opción una vez que complete sus estudios en A Farixa.
