A finales de 2013, Diamantino Edgar Alves Lopes fue condenado en firme a 3 años y 9 meses de prisión por el accidente en el que murieron su hija de siete años y su cuñado en junio de 2010. No tenía tan siquiera tres meses de carné, triplicaba la tasa máxima permitida, circulaba a una velocidad excesiva y a su lado viajaba su mujer maltratada aunque una orden de alejamiento lo prohibía. Ayer, el hombre de 50 años de edad y nacionalidad portuguesa aceptó una nueva condena por haber agredido a agentes de la Guardia Civil en diciembre de 2011.

El portugués, que también había bebido aquella tarde, montó un altercado en un bar de Larouco. Al llegar los agentes, el acusado empezó a increparlos y los amenazó de muerte. "Voy a coger una pistola y a pegaros dos tiros", llegó a manifestar.

Acto seguido, el hombre se abalanzó sobre un agente y le retorció la muñeca, tal y como ha quedado probado con su conformidad. El portugués fue detenido y durante el traslado mantuvo una actitud nerviosa. En el puesto de A Rúa se autolesionó. Los agentes trataron de inmovilizarlo y el hombre, en ese momento, dio una patada en la mano a otro guardia. Ambos funcionarios sufrieron lesiones. Además, Edgar Alves causó desperfectos por los que fue condenado en otro procedimiento distinto.

Según la causa, el acusado bebía a sabiendas de que ganaba agresividad al estar bajo los efectos del alcohol. Su conformidad implica la aceptación de un tratamiento psiquiátrico así como una pena de 6 meses de prisión, 6 días de localización permanente y una multa.