En situaciones de crisis, el gobierno local siempre ha visto al BNG -exsocio en tiempos del gobierno bipartito- como el apoyo para negociar y sacar adelante en tiempos de minoría, los proyectos urgentes para la ciudad. Pero el BNG dio un giro de miembros y libro de estilo tras Operación Pokemon y no da ningún pacto por sellado.

"No entendemos que esperen siempre de antemano nuestro apoyo, cuando están mostrando una nula capacidad para gestionar, y no han sido capaces de sacar adelante apenas ninguno de los asuntos que presentamos al pleno y que están aprobados desde hace muchos meses", explica el concejal del BNG Xosé Somoza.

Al Bloque tampoco le ha convencido el borrador de presupuestos. Afirma que hay discrepancias legales sobre la posibilidad de que un concello como el de Ourense pueda aprobar por junta de gobierno unos presupuestos que no consiguió sacar adelante en pleno.

"El alcalde habla también de superar su situación de minoría si no aprueba los presupuestos con un plan de inversiones a través de una modificación presupuestaria, pero no debe olvidar que para ello, debe tener también apoyos ¿por qué piensa que va conseguir el nuestro?, afirma.

El BNG explica que el problema para apoyar al alcalde es "la clara falta de capacidad para cumplir las promesas que está mostrando este gobierno, y en este sentido, muy pocas propuestas que nosotros llevamos a pleno, se han aprobado y que se han puesto en marcha. Además, meses después de aprobar la tarjeta de bus gratis para desempleados, o el acceso al casco histórico en coche para vecinos sin garaje, estos asuntos están parados. No tiene sentido que bloqueen nuestros proyectos y luego nos pidan apoyo".