Cuatro agentes de la Comisaría y una patrulla de la Policía Local empezaron su servicio ayer con orden de garantizar la seguridad en el juzgado a la llegada de los tres políticos imputados de Ourense. La Audiencia, en acuerdo con el juez, requirió la presencia de efectivos para prevenir altercados con el antecedente presente de la comparecencia de José Luis Baltar.

El expresidente de la Diputación atravesó en febrero de 2013, a duras penas, el tumulto provocado por afines y detractores a las puertas del Pazo de Xustiza. Aquella imagen del caso dio la vuelta a España y provocó reproches de los mandos al excomisario. Ayer, en cambio, nadie ajeno a la rutina del juzgado acudió a la entrada del alcalde, el exregidor y la edil de Urbanismo. Ni un amago de gresca. Los agentes, a la expectativa solo a la llegada de los imputados, no tuvieron que mover un dedo.

Las vallas de Vendex

Todo estaba previsto. Hasta el punto de que un operario de Vendex, cuya filial gestiona el servicio de grúa y ORA y es uno de los epicentros de la Pokemon -causa en la que está imputado el exalcalde-, hizo guardia estoicamente toda la mañana. Tenía vallas apiladas en un camión por si era necesario instalar un pasillo de seguridad.