Celso Delgado, hombre de talante y de diálogo, representa a Ourense en el Congreso y es una de las voces parlamentarias de calado del PP. Sonó como candidato a ministro de Fomento y finalmente fue designado presidente de la comisión. Abogado de carrera y ejercicio, defendió "por el terrible estado económico de España" la implantación de las tasas que levantó en armas, sin éxito, al sector. Pero Delgado rechaza ahora la propuesta de supresión de juzgados, el último proyecto controvertido del ministro de su partido, Ruiz-Gallardón.

-¿Qué opinión merece a los diputados gallegos una reforma que dejaría una única cabecera judicial por provincia?

-Es un anteproyecto, un documento de trabajo que ni siquiera ha llegado al Congreso. Está en una fase de consultas que son muy necesarias. Hay que estar atentos a cómo reacciona la sociedad durante un periodo que creo que va a ser largo. Un cambio como este, que afecta al conjunto de España, debe ajustarse a la realidad de nuestro país. El Ministerio debe escuchar y reflexionar sobre las sugerencias que se plantean desde las comunidades autónomas, los colectivos del derecho, los ayuntamientos...

-¿Se modificará entonces la reforma tal y como ha sido propuesta por el Ministerio de Justicia?

-Tengo la sensación de que habrá cambios y que se deben producir. A veces las propuesta sirven para sondear el colectivo al que van destinadas. Se están recogiendo muchas impresiones y algunas son muy fundadas.

-Rechaza, por tanto, que la ciudad albergue una única cabecera en perjuicio de las villas y el rural.

-Creo en la justicia como un servicio público de primera necesidad y uno de sus activos ha de ser la proximidad y la rapidez. Hay que realizar cambios y adaptaciones para una mayor eficacia y operatividad, pero, sin duda con coherencia, equidad y cabeza. Hay que escuchar al TSXG, a la consellería, al Consejo General de la Abogacía... y después racionalizar. Nuestro territorio necesitará alguna adaptación, pero la existencia de nuestros partidos judiciales es indiscutible y necesaria. Y yo trasladaré las inquietudes de Ourense.