Mostrando su buen talante, el obispo de Tui-Vigo tuvo que dirigirse ayer a las familias reunidas en Porta do Sol desde un escenario improvisado. Todos los años se instala en la plaza un palco desde el que saluda a los fieles y realiza la bendición de las palmas, pero un fallo en la organización no permitió que la tribuna estuviera colocada a tiempo y el prelado no dudó en continuar con el guión previsto utilizando el vehículo de la empresa de sonido. Pidió disculpas por la situación y agradeció la presencia de miles de vigueses con total normalidad. En García Barbón y ya desde las escaleras, realizó la tradicional bendición de los niños desde lo alto y con visibilidad sobre todo el público asistente. Él mismo y los organizadores restaron importancia a la anécdota.