Cerca de cien automovilistas participaron en una marcha, realizada ayer a las once de la mañana desde A Madalena (Lobios) a Casal de Bispo, para reivindicar la conclusión de la autovía AG-35, después de que se pusiera en servicio el tramo que une la ciudad de Ourense con Celanova. Censuran que la Xunta decidiera "darle carpetazo definitivo" a la comunicación por autovía con Portugal, mediante la derogación de "un proyecto que estaba muy avanzado". Piden que el gobierno gallego retome la actuación, que consideran "vital para A Baixa Limia".

Los manifestantes destacan que el proyecto ya había entrado en la fase de expropiación de terrenos, para las circunvalaciones de Bande y Verea, y lamentan que "de la noche para la mañana haya quedado todo derogado", por lo que "están procediendo a la devolución de los terrenos afectados".

El portavoz de la plataforma de afectados, Lisardo Fernández, considera que la decisión ha sido "un navajazo bajo" para los vecinos de la comarca de A Baixa Limia, compuesta por los concellos de Muíños, Lobios, Entrimo, Lobeira y Bande.

Lisardo Fernández destaca que se trata del desarrollo de un eje muy importante para esta provincia y el norte de Portugal, "una vía directa de comunicación entre las ciudades de Ourense y Oporto, por lo que los automovilistas no tendrían que ir por Chaves o por Tui".

Los manifestantes reclaman como medida transitoria que la Xunta retome el proyecto de mejora de la carretera OU-540, que "también ha abandonado la Xunta".