El Grupo Vendex contaba en Ourense con una red de empresarios locales que supuestamente facilitaba "facturas falsas" al delegado, Adrián Cordero, para justificar gastos. La revelación parcial de los papeles de la Pokemon pone al descubierto conversaciones telefónicas de este empresario con los titulares de varios negocios en la ciudad que también han sido imputados en la causa que instruye la juez De Lara.

La "inminente visita de un auditor" a las oficinas de Vendex puso en marcha esta maquinaria presuntamente dirigida por Cordero. Las alarmas sobre esta red comenzaron en marzo de 2012 cuando Cordero contactó con Alberto Pereira Tamayo, y le pide "un favor que no le puede contar por teléfono". Se citaron en un bar de la capital donde hablaron "sobre unas facturas que Adrián le pide al otro, que le oferta la posibilidad de realizarlas con IVA o sin él". Por la tarde vuelven a contactar por teléfono y Cordero le aclara que "quiere esa factura en vez de instalación de ventanas, con instalación de marquesinas".

Entre el 3 y el 4 de junio de 2012, el delegado provincial de Vendex y uno de los principales imputados en la trama de corrupción solicitó "a varios empresarios de la capital la emisión de facturas presumiblemente falsas" con la finalidad, añaden los investigadores, "de justificar gastos". Esta vez Cordero está preocupado no solo por la visita de los auditores, sino por las posibles escuchas telefónicas. En una llamada a Lisardo Cachaldora, de Roda Moto, le dice que necesita "un favor... una factura de 1.100 euros de reparación de un cortacésped", se ofrece a pagarle el IVA y le advierte de que ya están "hablando de más por teléfono. No me falles que tengo un descubierto y viene una auditoría mañana. ¡No hables, no hables!".

Ese mismo día recibe la llamada de la mujer de Pablo López con el recado de que le dio "unas cosas para él" que según los investigadores es un "sobre con facturas del Badem". Pero estas no eran suficientes y le pide más. Pablo López le sugiere que vaya al día siguiente a una academia y recoja una de publicidad de 2.300 euros "ya impresa y sellada y que le pone lo que quiera". La del Badem puede cubrirla "como le dé la gana".

Al joyero Antonio Rodríguez le dice que tiene "mil euros sin localizar" y le pide una factura de "esas cosas que me llevé yo, que total nadie sabe para lo que es...". Como concepto le permite poner "lo que te venga bien a ti, a mí me da igual".

Tras lograr el compromiso de estos empresarios, todos imputados, Cordero encargó a su secretaria recoger los papeles: "Y así ya se acabaron todas las facturas", le dijo.