La investigación sobre el turbio suceso que alborotó la ciudad de Ourense la madrugada del sábado sigue abierta y no se descarta el posible móvil económico detrás de la muerte violenta de Tomás Milia Méndez, exfarmacéutico de 72 años, que apareció muerto en la bañera de su piso del número 4 de Curros Enríquez cuando los Bomberos acudieron a apagar un incendio presuntamente provocado por la misma persona que lo mató. Esa misma noche fue detenido el supuesto autor del homicidio, un rumano de 18 años y nombre Alejandru Marius Luca, que habría reconocido ante la policía que mató al septuagenario en un arrebato porque este no le abonó la cantidad que habían pactado tras contratarlo para mantener relaciones sexuales a través del portal milanuncios.com.

A la espera de que este joven preste declaración a lo largo de esta mañana ante el juez de guardia, ha trascendido que la víctima fue apuñalada en la cama cinco veces y que después fue trasladada a la bañera, donde el presunto homicida lavó el cuerpo y lo roció con lejía con la probable intención de destruir pruebas. Una vecina del edificio asegura haber escuchado gritos de auxilio procedentes de ese piso sobre las 22,30 horas, si bien no les dio importancia en un primer momento al tratarse de un inmueble con mucho trasiego de jóvenes y en el que habitualmente se registraban ruidos.

Este testimonio concuerda con el relato de los hechos que se desprende de la investigación, ya que la policía identificó a Alejandru Marcus a las once de la noche cuando salía del edificio en actitud sospechosa. En el maletero del coche llevaba una colección de seis relojes de lujo que resultó ser del farmacéutico jubilado. Entonces le entró el pánico y huyó en el coche llevándose por delante a uno de los agentes.

A partir de este momento empezó a cometer errores que acabarían con su detención, pasadas las 5,30 horas, en las inmediaciones del Parque San Lázaro. Consciente del lío en el que se había metido, regresó al lugar del crimen para recuperar el arma homicida y retirar las sábanas ensangrentadas de la cama. Prendió fuego a la casa e intentó huir sin éxito, ya que fue interceptado por la Policía Local en posesión de las telas y el cuchillo. Tampoco logró su objetivo de borrar huellas en el piso provocando un incendio con algún acelerante tipo gasolina. Los Bomberos lo sofocaron enseguida gracias al aviso temprano de un vecino y fueron ellos los que localizaron el cadáver. En la habitación había sangre por todas partes lo que da cuenta de una muerte violenta. El cuerpo de la víctima presentaba cinco cuchilladas, cuatro en el cuello y una en el abdomen, provocadas por un instrumento pequeño de cocina y de punta afilada que, según el testimonio del presunto homicida, estaba sobre la mesita de noche.

Aunque las principales hipótesis policiales apuntan a que el joven rumano supuestamente mató a Milia a partir de una discusión, se mantiene abierta una línea de investigación por un posible móvil económico, ya que el marido de la víctima, el joven venezolano Guillermo Quirloque, sería el principal beneficiario de una herencia importante, pues el septuagenario vivía con acomodo, tenía propiedades inmobiliarias y utilizaba coches de alta gama. Quirloque no quiso ayer realizar ninguna aclaración sobre este asunto, señalando que se ha decretado el secreto de sumario y que confía en que sea la propia policía la que despeje cualquier duda sobre su posible implicación. Ayer por la mañana fueron interrogados algunos de sus amigos que confirmaron que estuvieron con el viudo en varias cafeterías en la franja horaria en la que se cometió el crimen y está previsto que otras personas vinculadas a Quirloque testifiquen hoy ante la policía. En principio, ha quedado descartada la implicación de una tercera persona en el homicidio.

Alejandru Marcus Luca, que ha permanecido todo este tiempo en los calabozos de la Comisaría, pasará esta mañana a disposición del juez de guardia, el instructor Leonardo Álvarez, que decretó el secreto de las actuaciones. El detenido se enfrenta a la posible imputación de delitos de homicidio, robo con violencia y daños por incendio.

Entretanto, ayer se celebró el funeral de Tomás Milia en Maceda, al que acudieron decenas de vecinos y familiares, sensiblemente afectados por el triste final del que fuera farmacéutico de la villa. También acudió, solo y discreto, el viudo Guillermo Quirloque que no se sentó en primera fila con el resto de la familia, sino que se mantuvo de pie, al fondo de la iglesia de San Pedro. Antes de entrar al templo, el marido visitó el sepulcro en el que sería enterrado minutos después Milia.

El funeral se desarrolló de forma rápida y sobria, y contó con la presencia de cargos públicos socialistas como el senador Miguel Fidalgo o la concejala de Ourense, Ana Garrido, que arroparon así al hermano de la víctima, Luis Milia, alcalde de Carballeda de Avia. También asistió el alcalde de Maceda, Xavier Oviedo, de Compromiso por Galicia, primo del fallecido.

Tras la misa, el féretro con el cuerpo del septuagenario fue trasladado al cementerio anexo. En esta ocasión, Quilorque ocupó la primera fila y pudo tocar el ataúd para dar el último adiós al que fue su marido durante los últimos tres años. Aunque desde hace tiempo no convivían porque sus personalidades "chocaban", según él mismo declaró el sábado, mantenían una buena relación. Lo visitaba todos los días y lo cuidaba, por eso, supuestamente lo mantenía en su testamento como principal heredero, aunque era sabido que Quirloque mantenía una relación sentimental paralela con una mujer.

En su primera declaración ante los medios de comunicación cuando llegó al lugar del crimen el sábado, el joven venezolano aseguró que Tomás "era una excelente persona" y que lo visitaba con frecuencia. Tres meses antes había sufrido un robo en el piso y por ello habían cambiado la cerradura del piso. Ahora ha preferido mantener el silencio, a la espera de lo que dicte el juez.