La muerte a tiros de Eduardo Cendón Muradás, de 67 años, ha consternado a sus familiares y amigos del pueblo de Magros, Beariz, donde está la casa en la que vive su madre. El empresario fue abatido el sábado cuando se dirigía al hotel que él y varios socios construyen en la localidad de Atizapan, para pagar a los trabajadores. "Ese hotel era lo último que hacía y se volvía para aquí", lamenta su hermana Sara Cendón, a quien la noticia ha dejado descolocada: "Trabajando desde pequeño y al final, mira que desgracia, fue a morir trabajando". La familia espera confirmación de la fecha en la que el cadáver será repatriado, previsiblemente el miércoles, para darle sepultura en Soutelo de Montes, Pontevedra, de donde es originaria su mujer y donde tenía vivienda y construyó un panteón.

Eduardo Cendón era uno más de seis hermanos emigrantes. Alemania y Suiza fueron los primeros destinos pero después fijaron su residencia en México. Las cuatro mujeres fueron las primeras en regresar y con esta muerte ya solo queda Manuel, que al igual que Eduardo, regentaba una mueblería que acabó alquilando para cambiar de ocupación.

La construcción de un hotel era "el último negocio" del fallecido, relata su hermana Sara. Ella regresó en 1973 "porque teníamos miedo", y esperaba que sus hermanos siguiesen sus pasos. Asegura que Eduardo ya estaba convencido y que retornar era una decisión que estaba tomada. De hecho, ya había iniciado los trámites con la Embajada de España para cobrar la pensión por jubilación a su regreso, previsto para el año próximo. La última vez que Sara vio a su hermano fue el pasado mayo, cuando ella viajó a México precisamente para conocer a la nieta de Eduardo. Fue en este viaje cuando conoció sus planes: "Me dijo que quería volver, me dijo 'hermana, esto (el hotel) es lo último que hago y después me voy para allá, a disfrutar de mi paga, quiero irme', pero antes quería dejarlo todo atado". Sara rompe a llorar al preguntarse "¿por qué tenía que estar allí? ¿por qué no fue otro socio a pagar las nóminas?".

Eduardo Cendón murió por varios disparos cuando acudía al hotel para pagar a los obreros. Llevaba 40 años en México y este proyecto era la única ocupación que tenía en la actualidad. Su intención era retornar y fijar su residencia en Soutelo de Montes. Su único hijo Marcos también se casó en México, con una joven de Vigo, con la que recientemente tuvo una hija.

El objetivo de Eduardo, según relató ayer su hermana Sara Cendón, era finalizar la obra para "asegurar el futuro de Marcos". Según esta vecina de Magros, el empresario le había contado en su último viaje que no quería dejar México sin estar seguro de que su hijo y su nuera quedaban acomodados. "No quiero que les falte de nada, no quiero que les pase como a nosotros, que sufrimos tanto y trabajamos tanto", afirma que le dijo.

Sara Cendón aclara también que su hermano no es precisamente de los que hicieron fortuna en México: "El no es rico, tiene cinco pesos para gastar como cualquiera. En México trabajó mucho, allí hay que tocar puerta por puerta todos los días para ganar un peso y eso es lo que hizo él y lo que hicimos todos".

La familia de Eduardo Cendón ha recibido numerosas visitas estos días de vecinos y amigos que les han ofrecido su apoyo. Al igual que Avión, Beariz es uno de los municipios ourensanos con mayor índice de población emigrante, siendo México su principal destino.