Un equipo dirigido por dos arquitectos e integrado por historiadores, paisajistas y restauradores contará con el asesoramiento de empresarios del aceite, vino y turismo de Galicia para reunir documentación, analizar las situación y problemas estructurales del santuario de As Ermidas (O Bolo) y reunir propuestas de actuación y de posibles usos, para recuperar el pasado esplendor del monumento religioso.

El santuario es una gran construcción barroca levantada en el siglo XVII en una ladera del Macizo Central gallego, en pleno cañón del río Bibei, y su nombre de As Ermidas (las ermitas) podría proceder de su origen, atribuido a una comunidad de eremitas que vivía en varias cuevas de la zona cerca de una pequeña capilla, según varios autores.

Plan director

Los arquitectos Tomás Valenta y Beatriz Hermida codirigen la elaboración de un plan director con un proyecto contratado por la Xunta de Galicia cuyos objetivos son, según el documento oficial, diagnosticar el estado actual de conservación del monumento declarado Bien de Interés Cultural en 2006, "definir las líneas de actuación futuras para su conservación y proponer otras para su desarrollo sostenible y compatible con sus valores culturales e identitarios".

Valente explica que además de los requisitos puestos por la Xunta de Galicia, su proyecto, contratado hace unas semanas, incluye la creación de un grupo multidisciplinar que hará sus propuestas "de forma pública, a través de un blog que se creará dentro de unos meses".

Blog

Entre otros, las ideas llegarán de la historiadora Eugenia Muñoz, de la arquitecta paisajista Marta Rodríguez, del bodeguero de La Rioja establecido en Valdeorras Telmo Rodríguez, del también empresario vitícola Javier Domínguez con la marca "Dominio do Bibei" en Manzaneda, y textil con Sociedad Textil Lonia, del envasador y productor de aceite José Manuel Pérez Canal, empresario de Aceites Abril.

El blog se completará con aportaciones de un arqueólogo, un restaurador, el geólogo especializado en turismo Emilio Cuiñas y el empresario de turismo activo Xosé Dositeo Veiga en el vecino ayuntamiento de San Xoán de Río, y algunos especialistas más para, según Valente, dar una visión "integral y detallada tanto de las problemáticas actuales del santuario, como de sus potencialidades y posible desarrollo en su contexto".

Pendientes de terminar la recopilación documental, Valente explicó que es evidente que el esplendor pasado del santuario "estuvo vinculado a las producciones de aceite y vino, pues en su entorno hay un molino de aceite y numerosos viñedos" y teniendo en cuenta esa realidad "las líneas de actuación irán de lo general a lo particular y al revés, para desarrollar todo su potencial", detalló.

La historiadora del equipo explica que comienza en estos días a consultar los archivos que tienen documentación sobre el santuario, como el Provincial de Ourense "aunque la mayoría seguramente estará en el archivo diocesano de Astorga, diócesis leonesa a la que pertenece el recinto religioso, y también habrá en el propio archivo del santuario que aún no fue consultado".

Indicó también que el Catastro de Enseñada recoge la existencia de molinos de aceite en la zona y por tanto, de producción de aceitunas y esta información se sumará a la de la Desamortización de Mendizábal, cuyos documentos incluyen listados de tierras en venta y su uso agrícola.

Adelantó que el origen del recinto podría estar en una capilla medieval de la que hay algunos restos "aunque lo más importante del edificio es de los siglos XVII al XIX, tal como recogen algunas publicaciones".

Por su parte, la paisajista Marta Rodríguez indicó que el entorno del santuario, cuyo perímetro protegido abarca terrenos de los ayuntamientos de Manzaneda y O Bolo, es un paisaje "de morfología contundente por estar sobre el cañón del río Bibei en una ladera del Macizo Central, pero también muy humanizado, por la búsqueda de productividad de esas tierras y el resultado de ambos es una construcción cultural".

Según Rodríguez, el paisaje en el que se integran As Ermidas, mantiene "una identidad diferenciada, frente a la homogeneización que predomina en el entorno geográfico y cultural, que lo dota de una capacidad de evocación y comunicación única".

El santuario es un monumento enclavado en la roca, "que se funde con la montaña creando un paisaje de singular belleza y esa interrelación contribuyó también a la construcción del propio templo pues el pavimento del exterior está formado por bolos del río y en la decoración de la fachada barroca, aparecen vides y racimos de uvas".