A los ambientalistas les preocupa más lo que vendrá después. "En muchos incendios lo peor viene una vez que está apagado", introduce Serafín González, investigador del CSIC y experto de la Sociedade Galega de Historia Natural. "Valdeorras tiene una orografía de fuertes pendientes. La lluvia produce efectos erosivos que van a deteriorar aún más el suelo quemado, y arrastres que contaminan los ríos". González urge medidas paliativas sin demoras. "Primero hay que evaluar las zonas más afectadas y de mayor riesgo, con el suelo desnudo, y grandes pendientes. Habría que actuar para proteger de la erosión". La CSIC ha ensayado en otros incendios, como Laza en 2010, o las Fragas do Eume en 2012, la aplicación de paja para alfombrar el suelo. Pero González señala la raíz del problema: "Sin resolver el factor humano no habrá solución a los incendios".