En Seadur, una pequeña localidad del concello ourensano de Larouco de apenas un centenar de vecinos, se vive del vino al abrigo de una orografía caprichosa. "Este no es un lugar como otro, aquí una alerta por un incendio es más serio", dijo una vecina en su llamada de alerta al 112. El fuego ha transformado en desolación y cenizas sus lomas de plena Ribeira Sacra, otra vez lastimada tras el fuego en los Cañones del Sil del pasado 2 de agosto. Algunas vides de la denominación de origen -una de las cuatro de Ourense- también amarilleaban ayer bajo el monte teñido de negro. En el curso de la impresionante montaña serpenteada por el Sil, un incendio voraz, avivado por rachas cambiantes de viento y temperaturas extremas, deja una enorme cicatriz de 500 hectáreas entre las provincias de Lugo y Ourense.

El mayor incendio forestal de lo que va de año en Galicia enseñó sus fauces durante la tarde, la noche y la madrugada del domingo a los habitantes, la mayoría mayores, de la pequeña aldea de calles estrechas. Fueron desalojados por la Guardia Civil casa por casa, mientras la Xunta decretaba el Nivel 1 de alerta y un ingente operativo de medios de emergencia -incluidos militares de la UME desplazados de Marín y León- defendía el perímetro de la aldea. "Tuvimos mucho miedo y pasamos muchos nervios, pero de mal a mal, al menos se han salvado las casas", destacaba Emilio González ayer, uno de los vecinos que buscaban normalidad en un banco a la sombra tras una noche de sobresaltos con el fuego a las puertas. La densa humareda sepultó el pueblo pero no hubo intoxicaciones. Un efectivo de Protección Civil de Vilamartín sufrió un esguince.

Agrupados cerca de la iglesia, entregados al movimiento del frente alrededor de la aldea, los vecinos permanecieron en vilo rodeados, hasta las 4 de la mañana. El temor se multiplicaba, señaba una vecina, cuando el foco engullía pinares, alcornoques y robles de bosque autóctono que envuelven la aldea en un ir y venir de escarpadas pendientes que cubren el horizonte."En cuestión de diez minutos, no sé si por el cambio del aire o por qué, la situación era horrorosa. Oí un ruido, salí a la terraza de mi casa", recordaba Montse García, "y sentí las llamas a las puertas de casa. Tenía aquí a mis nietos y me puse histérica".

El fuego, justo un año después del que sitió O Barco, comenzó a las 17 horas del domingo en Vilanuíde (Quiroga), al otro lado de la sierra, en la orilla del Sil. Las llamas escalaron por la pendiente cogiendo empaque al devorar tupida vegetación. El incendio arrasó bosques densos y algunos parajes que nunca habían registrado focos; destrozó tendidos de luz y teléfono -hubo cortes eléctricos en Larouco, Petín y A Rúa y la comunicació no se restableció hasta la mañana del lunes-, derritió canalizaciones de agua encauzadas bajo caminos de asfalto y, según testigos también causó daños en al menos tres bodegas horadadas en la roca, en la montaña de la parte superior de la aldea. Un retén permaceció en alerta porque ese lugar es la antesala del pueblo.

El peligro se acrecentó al caer la noche. "Lo peor fue sobre la una de la mañana, ardía a un metro de las bodegas y las chispas llegaban aquí", dice una vecina, señalando el camino comunal donde se concentraban algunos vecinos. El ocaso obligó a retirar a los medios aéreos y a redoblar esfuerzos en tierra de brigadistas, militares y el resto de efectivos movilizados para el operativo. En suma han participado 4 técnicos, 29 agentes forestales, 69 brigadas, un Grumir, 26 motobombas, 2 palas, 9 helicópteros y 8 aviones. La niebla de primera hora templó el estado candente de la zona. Operarios hicieron cortafuegos para que el perímetro no creciera.

La Xunta dio por controlado el incendio a las nueve de la noche y ocho horas antes desactivó el Nivel 1 de emergencia. Motobombas y medios aéros que llenaban depósitos en el embalse cercano de A Rúa continuaron refrigerando el terreno para impedir que las volutas intermitentes de humo se convirtieron en rebrotes por causa del calor extremo de ayer, y devolvieran el caos.

El perímetro no creció desde la madrugada, tal y como destacaba, in situ, pasado el mediodía la conselleria de Medio Rural, Rosa Quintana, a la que una vecino agradeció su presencia sobre el terreno hasta las cuatro de la madrugada. Aunque el alcalde, Joaquín Prieto (PP), barajó habiliar el pabellón municipal para albergar los residente desalojados, finalmente pudieron volver a sus casas para dormir. No todos lo consiguieron. "Nos acostamos a las 4 pero las 6,30 ya no logré pegar ojo", señalaba Julio García. "Yo decidí llevarme a los niños a otra casa en A Rúa para tratar de desconectar", manifestaba Montse García.,

A primera hora ningún medio aéreo en la única zona donde el fuego seguía devorando masa forestal. La consellería argumentó que la niebla matinal desaconsejaba movilizar a helicópteros y aviones. Algún vecino recurría a bombas de agua entubadas a sus tractores para regar sus perímetros particulares.

Quintana y el secretario xeral de Montes, Tomás Fernández Couto, alabaron el papel del operativo y negaron falta de medios estratégicos. Los habitantes de Seadur coincidían al encomiar, salvado el peligro, la labor entregada de defebsa de la aldea por parte de brigadistas, bomberos, conductores de motobombas y militares. Para Quintana el "despliegue fue fantástico y la coordinación fue excelente". Por tierra y aire operaban, asegura, "todos los medios disponibles" en una jornada, la del domingo, con "en la que hubo 22 fuegos".

Varios llegaron de otras provincias. El Ministerio de Medio Ambiente destinó a Larouco un avión Anfibio de 4.500 litros de la base de Lavacolla, en A Coruña, un Helicóptero Bombardero con helibalde de 4.500 litros llegado de Asturias y un anvión de Comunicaciones y Observación de Matacán en Salamanca. "Hay una red de medios muy grande a los que se va llamando por protocolos, los de aquí también acuden a otros lugares cuando es preciso", justificó el secretario xeral.

Del lado de las críticas, salió a colación la llegada de pilotos de otras comunidades así como el desmantelamiento en esta campaña de extinción de las bases de helicóptero de San Xoan de Río y O Barco, próximas al epicentro del gran fuego forestal. Fernández Couto también reconoció la demora. "En unos días se pondrá también ahí un helicóptero". Asoció el retraso, pese a que la campaña de máximo riesgo se inició el pasado uno de julio, a "cuestiones administrativas". Medio Rural recortó el contingente para Ourense en 95 efectivos y un total de 16 brigadas. El 45% de las 1.610 personas que trabajarán en temporada de máximo riesgo proceden de los convenios municipales. El BNG reprochó horas más tarde además, el desmantelamiento, de la base de O Barco.

Los helicópteros de Río y Vilanova de Valdeorras, señalan los nacionalistas, cubrían todo el distrito XIII al que pertenece Larouco. "A falta de medios aéreos se destinaron helicópteros y avionetas de León e Asturias, con lo que el tiempo de reacción fue moi elevado", según recoge el BNG en un comunicando que cita a un trabajador del servicio.

"No es cuestión de quitar o no quitar, hay una red muy grande de medios y se distribuyen. Llegaron por ejemplo dos aviones de Sober y un helicóptero de Monforte", abundó Fernández Couto. "La actuación fue muy rápida en una zona de gran pendient y mucha dificultad.

La Xunta declinó referirse a las causas. "Primero hay que apagar", insistió la conselleira. Dos fuentes de la investigación consultaldas por FARO apuntaron a la sobrecarga de una torreta eléctrica en Quiroga, lugar del inicio del incendio, como la posible causa. "Hay una sobrecarga o un cortocircuito, gotean las esquirlas, y si hay maleza prende con suma facilidad. Hablamos de 220.000 voltios". El domingo, igual que ayer, y según las previsiones en los próximos días de esta semana, el termómetro escaló por encima de los treinta grados. "O es una negligencia o fue un accidente. Si la zona no estaba limpia de maleza, a algunas autoridades se les puede caer el pelo", remachó un forestal.