Muestra "agradecimiento" al Concello de Celanova, que en el último pleno tomó la decisión de dedicarle una calle a Luís Soto, "coincidente con el itinerario que recorría de pequeño para ir a estudiar a la villa de San Rosendo". Esa fue la razón por la que cuando volvió del exilio, "siempre quería recorrer ese trayecto andando, nunca en coche, porque le traía recuerdos de la infancia".

-¿Qué faceta prevalece para ustedes?

-Nuestro tío fue un referente muy importante la familia. A nivel público, Luís Soto es más reconocido a nivel político, a pesar de que es necesario que se haga un estudio más profundo para descubrir los aspectos particulares de su nacionalismo. Esa materia ya se vislumbra en el último libro que escribió Xurxo González sobre él, Luís Soto, a xeira pola unidade galega, pero pienso que necesita una mayor profundización.

-Puertas adentro, ustedes aprecian otras cualidades.

-A nivel humano y familiar fue importantísimo. Nuestra abuela vivió siempre para el recuerdo de aquel hijo en el exilio. Y nosotros, los niños, vivíamos con ella esos momentos de recuerdo. Cada día nos contaba la historia de su huída, de su exilio. Eso fue una faceta importante durante nuestra infancia.

-Destaca la parcela pedagógica.

-Luís Soto fue un maestro innovador en la época de la República. Estuvo en las escuelas de Buscalque (próximo a la frontera con Portugal), Penosiños (Ramirás) y Mondariz, donde acabó su tarea pedagógica el 18 de julio de 1936.

-¿La familia es muy extensa?

-En México viven dos hijos de Luís Soto, que son Luis y Sara. Esperemos que los inviten a la inauguración de la calle. En España vivimos los sobrinos: dos hijas de su hermana Inés; los hijos de Marina, en Ourense, Pontevedra y Madrid; el hijo de Celia en Nueva York; y la hija de mi tío Julio en Santiago.

-¿Cuál fue la parte de su biografía que más la impactó?

-Durante mi infancia, en lugar de contarme cuentos me relataban la vida de mi tío. Como vino escondido de Mondariz vestido de fraile, en un coche de punto. Estuvo escondido en la casa del cura de Vilanova. Luego se ocultó en la casa familiar de Vilanova. Posteriormente pasó a Tourem y Lisboa, para regresar a la zona republicana. Pronunció conferencias con Castelao a favor de la República en Estados Unidos y Cuba. Y fijó su residencia en México.