El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto de Ciencias del Patrimonio, ha logrado obtener las primeras dataciones directas de carbono 14 para piezas de orfebrería castreña de Galicia, pertenecientes a conjuntos tan importantes como el tesoro de Calvos de Randín y el de Recouso, cuya cronología se sitúa en torno al siglo II a.C. Las tortas plano-convexas de plata que forman parte de los fondos del Museo Arqueológico de Ourense fueron encontradas de forma casual, durante unos trabajos de reforestación. Realizó su primera publicación científica sobre ellas Xoaquín Lorenzo Fernández "Xocas".

Estas primeras dataciones, realizadas por el CSIC, aportan referentes cronológicos a un ámbito donde antes no existían, pues hasta la fecha no se había datado material orgánico conservado en el interior de las piezas recurriendo para ello a un método científico como el del carbono 14.

Según ha explicado el investigador principal del proyecto, Xosé Lois Armada, el trabajo, realizado con el apoyo del Plan General de Investigación de la Xunta de Galicia, duró dos años.

En ese tiempo se estudió y documentó el material del que luego se obtendrían las muestras para proceder al análisis.

Pérdida

La prueba consistió en "medir la cantidad de carbono en una muestra de origen orgánico". La pérdida de carbono "es constante a lo largo del tiempo" lo que permitirá, dependiendo de la cantidad que se mantenga, datar la pieza, explica Armada.

Teniendo la cantidad de la muestra y el análisis existe un margen de precisión. Por lo tanto, en este caso el tramo de mayor probabilidad se sitúa "entre los años 180-100 a.C.".

Los resultados se enmarcan en el proyecto de investigación "Del taller al cuerpo", en el que se han analizado con técnicas arqueométricas no agresivas unos 150 objetos de oro, plata y bronce depositados en museos y centros de investigación de Galicia, Madrid, Barcelona y Portugal.

Las piezas analizadas, procedentes de la provincia de Ourense, forman parte de un conjunto de diecisiete tortas de plata plano-convexas encontradas en un lugar indeterminado de Calvos de Randín en 1962, con motivo de una repoblación forestal entre los pueblos de Lomear y Pintás (Lorenzo Fernández 1970). Según los dos obreros que encontraron las piezas, ya que el lugar de aparición había sido destruido antes de la comunicación, éstas estaban dentro de una vasija de barro, en una construcción circular, formada por piedras de tamaño medio. Según Lorenzo Fernández, las fracturas de los fragmentos cerámicos encontrados estaban rotas y pertenecían a varias vasijas.

Las tortas están hechas de plata, posiblemente obtenida por copelación a partir de galana argentífera (plomo). El color es metálico plateado y lleva pátina negruzca de oxidación de plata. Se pueden apreciar irisaciones doradas, por la posible presencia de cobre o de oro, destaca la ficha del Museo Arqueológico de Ourense, entidad que dirige Julio Rodríguez González.

En cuanto a la técnica, se realizaron mediante fundación, en crisol de 9 centímetros de diámetro en su eje máximo y 8 de ancho. Las tortas cuentan con un peso de 364 gramos, 8,5 centímetros de altura, 1,4 centímetros cuadrados de ancho y 6,8 centímetros de largo.

Son tortas de plata maciza, generalmente de forma ovalada y sección plano-convexa. Su configuración originaria responde al negativo del fondo curvo del crisol en el que fueron fundidas. Presenta porosidad, especialmente en la parte más plana, que ha permanecido más en contacto con el oxígeno atmosférico. Por lo general, la cara convexa es más rugosa y en algunos de sus agujeros se pueden encontrar restos de escoria vitrificada conformada por los silicatos de la pared del crisol, junto con el carbón vegetal que podría haberse introducido en el interior del crisol e incluso silicatos añadidos para facilitar un mejor proceso de refinado. Todos estos elementos reaccionan en la combustión, sufriendo vitrificación).

También se pueden observar en estas piezas adherencias concreciones verdes que podrían responder a la presencia de cobre.

Las 17 tortas tienen un peso similar (362 gramos/lingote), hechas probablemente en el mismo crisol.

Las tortas plano-convexas son frecuentes como una forma de acumulación de metal en la prehistoria desde los momentos iniciales del desarrollo de la metalurgia. El proceso de extracción de la plata a partir del plomo no parece haberse desarrollado hasta mediados del II milenio antes de Cristo.

Por otra parte, la homogeneidad de los pesos indica un cierto control sobre el resultado final del proceso. Algunos autores como Galán y Ruíz-Gálvez han señalado que podría ser debido a que las tortas obtenidas a partir de la fundición de denarios fenicios. Ante la ausencia de otros datos, y a que las cerámicas se perdieron, la ficha que se encuentra en el Museo Arqueológico de Ourense, se decanta por marcar un ámbito cronológico amplio, aproximadamente entre el Bronce Final y el período castrexo.

Xoaquín Lorenzo Fernández publicó en 1970 el trabajo científico titulado "Tesorillo protohistórico de Calvos de Randín sobre las 17 tortas encontradas en la zona.

Elementos orgánicos

El arqueólogo municipal, José María Eguileta Franco, destaca la importancia de extraer componentes orgánicos de aleaciones metálicas prehistóricas, cualitativa y cuantitativamente, suficientes para poder aplicar el método del carbono 14, que solo es de aplicación a esos elementos orgánicos, es decir, materias que antes estuvieron vivas.

"La datación parece confirmar las apreciaciones realizadas por investigadores anteriores, que ponían en relación este hallazgo con una fase avanzada de la Edad del Hierro, durante la "Cultura Castrexa", indica Eguileta Franco.

Recuerda la importancia del "valor ponderal" de dichas tortas de plata, catorce en total, cuyo peso oscila entre 0,349 y 0,370kg. Ese valor podría servir, dependiendo de diversas opiniones de investigadores, bien para intercambio comercial o como almacenaje estandarizado de los orfebres de materia prima para elaborar joyas.