Cándido Rodríguez pasó los primeros meses de su retención agobiado por la incertidumbre y el temor a quedarse solo en China, sin conocimiento del idioma y sin apenas dinero. Los visados de su hijo se agotaban y la ayuda no llegaba. La extorsión que denunció entonces por parte de los proveedores se hacía cada vez mayor y apareció el miedo acompañado de las amenazas.

Empezó a quedarse encerrado en la habitación y el abogado gallego que se ofreció a ayudarle se convirtió en su salvavidas. Él y su mujer le mandaban todo lo que necesitaba para evitar que se expusiese. Cuando tenía que salir iban a buscarle en coche y nunca estaba solo.

Cándido Rodríguez es empresario textil y su mujer confecciona ropa. El Grupo Fashion 3, en el que estaban integradas las firmas Patry Godoy y Marcos Moda, funcionaba bien. Compraban en China y distribuían en Galicia a través de una red de tiendas. Pero esta carrera ascendente le llevó a tomar decisiones empresariales que fueron abatidas por la crisis. Construyó una gran planta en el polígono de Pereiro de Aguiar que tuvo que cerrar y poner a la venta y ese fue el principio del fin.

Su esposa Menchu Andrés continúa en el negocio de la moda con la apertura de Carmen Rey, una cadena de tiendas cuya firma utiliza las iniciales de Cándido Rodríguez, las cuales están remarcadas en la imagen corporativa. El empresario no descarta volver al negocio textil, al lado de su mujer, con un proyecto empresarial de menos miras que el que le llevó al infierno de Shanghái.

Por el momento intenta reponerse de este duro golpe que le ha robado dos años de su vida. Durante su ausencia, falleció su hermana de la que no pudo despedirse.