Dedicó la jornada de ayer a descansar con su familia en Lodoselo, tras un día de intensas emociones, en el que los vecinos de Sarreaus y del conjunto de la provincia se volcaron, con motivo de su nombramiento como hijo predilecto del referido municipio ourensano.

-¿El reconocimiento que le hicieron, en su Lodoselo natal, tuvo que llegarle al corazón?

-Sí, me emocioné muchas veces, viendo el cariño de la gente, recordando tiempos pasados, especialmente a mis padres que fallecieron.

-Fue una pena que ellos no pudieran verlo, después de lo que se esforzaron para formarlo, como emigrantes en Alemania y Suiza.

-Sin duda, después de Dios, yo a los que más les debo es a mis padres. Por eso ayer fue un día de recuerdo y gratitud. Yo sé que ellos estaban presentes, de otro modo, por lo tanto para mí fue un día muy hermoso.

-¿De dónde saca usted las energías para realizar una actividad tan intensa?

-Creo que en gran parte es creer en lo que uno hace. Yo creo mucho en lo que hago, y eso hace que me entregue por completo a mi trabajo, sin medir esfuerzos.

-Su relevo, como superior de los Franciscanos, tendría que producirse dentro de dos años.

-Sí, pero ha tenido que adelantarse. El día 22 de este mes van a elegir al que va a completar mi servicio.

-Usted tiene que centrarse en su nueva tarea, después de que el Papa lo haya nombrado delegado para las órdenes religiosas.

-Claro, porque es incompatible.

-¿Mira con nostalgia hacia su procedencia franciscana?

-Por supuesto que hay algo de nostalgia. Pero voy a seguir siendo franciscano. Yo estoy convencido de que como obispo tengo mucho que darla a la Iglesia, como franciscano.

-El nuevo Papa eligió precisamente ese nombre: Francisco.

-Eso supone un gran reto para la Iglesia y para la orden franciscana, porque tienen que encarnar los valores de San Francisco. El Papa eligió el nombre pensando en San Francisco de Asís y queriendo vivir los valores que vivió San Francisco. Es un gran desafío para hacer una Iglesia más sencilla, más cercana a la gente, más pobre, más evangélica.

-Utiliza el cargo para ponerse al servicio.

-Eso es el Evangelio puro. El Papa dijo una frase que él intenta vivir y que tenemos que tratar de vivir todos. El poder es servicio.

-¿Cuáles son los valores franciscanos que intenta abrazar el Papa?

-El de la fraternidad. El Papa Francisco está hablando constantemente de comunión. Un segundo valor es la minoridad: estar al servicio de la gente, de los más necesitados. Y un valor importante es ponernos al servicio de la misión, del Evangelio.

-¿Esto no tiene nada que ver con la teología de la liberación?

-Esto es Evangelio. No hay que identificarlo, necesariamente, con la teología de la liberación, aún cuando la teología de la liberación también acentúa algunos de estos valores. Pero son valores evangélicos, que no pueden hacerse propiedad de unos pocos.

-¿Qué actitud va adoptar usted en la relación con los distintos sectores?

-En la audiencia que me concedió el Papa, hablaba de dos cosas importantes: la oración y el diálogo. La oración y el diálogo son importantes para discernir. La oración y el diálogo van a ser las compañeras de camino.

-¿Qué cambios intentarán impulsar?

-No cabe duda de que el Santo Padre quiere renovar la curia: el gobierno de la Iglesia. La última renovación grande de la curia la realizó Pablo VI, pero ya pasaron cincuenta años. En cincuenta años el mundo ha cambiado, la Iglesia ha cambiado y la curia tiene que cambiar. Y al renovar la curia, también se renovará la presencia de la Iglesia en el mundo, que será más cercana a la gente.

-¿Qué calado tendrá la renovación de la curia?

-Los cargos van a durar un tiempo limitado. Uno no va a entrar en la curia, para permanecer ahí hasta la muerte o la jubilación. Serán cargos por un tiempo limitado, renovables, según uno trabaje o no. Yo creo que esto es bueno, porque da dinamismo al trabajo en la curia. El Papa también ha optado por un gobierno más colegial. Él ya ha elegido a ocho cardenales que le ayudarán en el discernimiento. Esta es una gran novedad.

-¿A usted le produce temor o inquietud la fuerza que puedan tener los sectores inmovilistas, que se resistan a perder su estatus?

-Es normal que se produzca ese miedo, pero hay que vencerlo. No podemos pensar solo en nosotros mismos. Hay que pensar más en los demás. El temor no nos puede impedir caminar. Quien no camina muere.

-¿Pueden frustrar el cambio?

-La Iglesia está gobernada por el Espíritu Santo. El hecho de que los cardenales se hayan puesto de acuerdo tan pronto para elegir a una persona concreta, quiere decir que el Espíritu está ahí.

-¿Le preocupan los enemigos que puedan surgir?

-No, porque el Papa Francisco tiene suficientes energías y personalidad para mantener sus decisiones. Una persona indecisa en estos momentos no puede gobernar. Es necesario escuchar para decidir.