Mientras la juez amplía la investigación de presuntas prácticas corruptas en Ourense, el actual alcalde, Agustín Fernández, dejaba ayer patente su exigencia de que se "impidan" filtraciones. El regidor, con cargo en excedencia en Hacienda, llegó a advertir de la "grave responsabilidad" en la que podría estar incurriendo funcionarios y supuestos suministradores de datos bajo secreto sumarial.

Fernández reiteró apoyo a su predecesor. "Paco --por Francisco Rodríguez-- es inocente". El alcalde invocó el secreto de sumario de la operación Pokémon, y lamentó que el caso "se convierta en el más conocido por los ciudadanos". Las informaciones "no pueden ser contrastadas por el aludido --su antecesor--, y esto atenta contra el principio de seguridad jurídica".

En un discurso legalista para defender a Rodríguez, aludió al "régimen disciplinario" para todos los que dan a conocer informaciones reservadas. Se puso a sí mismo como ejemplo. En su labor de inspector de Hacienda dijo haber tramitado miles de expedientes que afectaban "a muchos individuos y empresas" y "nunca hubo ningún tipo de filtración". De lo contrario, insistió, "alguien sería despedido". Sobre los nuevos indicios de la presunta trama de corrupción, ni una sola palabra.