A pesar de que en el momento de ser detenido admitió los hechos, Jonatan C.Q., de 26 años, relacionó ante la juez su enfermedad de diabetes con episodios de trastorno mental transitorios que el consumo de drogas también agravaría supuestamente. El joven es propenso, según defendió su letrada en el juicio celebrado el pasado mes de diciembre, a sufrir repentinas subidas de azúcar que lo desbaratan.

La magistrada del Penal Dos de Ourense en primer lugar y, ahora en segunda instancia, la Audiencia Provincial de Ourense desestiman ese argumento. El tribunal no acepta tampoco que su adicción al cannabis bastara para limitar sus capacidades. Los magistrados ratifican la condena de tres años de cárcel por un intento de atraco, no consumado, en una tienda de Ourense en marzo de 2012.

El acusado fue detenido a los diez minutos de los hechos. No consiguió nada. Irrumpió encapuchado en el establecimiento ubicado en la calle José Antonio Moretón y exigió a la dueña que le entregara el dinero bajo amenazas de muerte. Llevaba en la mano un cuchillo de grandes dimensiones. Jonatan C.Q. permanecía en prisión preventiva desde su arresto y puesta a disposición judicial.

Después de amenazar a la tendera, el joven se dirigió al cajón del dinero. En ese momento, la mujer aprovechó para salir a la calle y pedir auxilio a gritos. Un hombre que oyó la llamada de alerta desde un bar cercano se lanzó en persecución detrás del atracador frustrado. Llamó, además, a la central de emergencias del 112 para dar una descripción detallada del joven e indicar a los agentes por dónde huía.

El acusado fue detenido a los diez minutos del robo donde no consiguió botín, en el Puente Ribeiriño. Llevaba encima el pasamontañas y el cuchillo empleado en el asalto intentado.

La Audiencia considera la adicción a las drogas argumentada por la defensa como "leve o limitada". Según el fallo firme del tribunal, contra el que no cabe recurso ordinario, el consumo de sustancias no llegó a alterar sus capacidades. Los informes médicos aportados por la abogada demuestran, según los magistrados, "la concurrencia de una diabetes de larga evolución pero no que la misma haya afectado a las facultades psíquicas del acusado hasta el punto de limitarlas profundamente".