Una treintena de personas, además de las propuestas como partes y testigos, fundamentalmente allegados a la familia del acusado y a la de la víctima, asistieron al juicio entre una gran expectación mediática y una situación de calma sostenida hasta que la jueza acordó la suspensión y los asistentes se cruzaron en los pasillos del juzgado tras abandonar la sala de vistas.

Los padres del acusado fueron los destinatarios de la rabia acumulada tras su declaración. "Su hijo es un criminal indecente y un asesino borracho". Una pareja policial acudió al pasillo para evitar un enfrentamiento.