Los 105 días que acumuló en una celda de A Lama no han dejado poso en su voz. David Reboredo contesta al teléfono con ánimo tranquilo; como si su vida no hubiese protagonizado una cabriola en las últimas horas o fuese otro el que caminase bajo los focos. A la llamada de FARO responde desde el coche de su hermano Manuel Jesús, en el camino entre el piso familiar y las oficinas de El Imán-Cedro. Tiene dos horas para gestionar su ingreso en el programa social antes de volver al Centro de Inserción Social Carmen Avendaño. Allí pasó el resto de la jornada a la espera de iniciar una rutina que le permitirá pisar la calle a diario.

-¿Cómo ha sido la primera noche en el Carmen Avendaño?

-Distinta a las de la cárcel de A Lama. Al fin y al cabo este es mi barrio, mi casa está cerca y ver tu calle, tu zona... Te transmite la sensación de que lo tienes todo mucho más cerca de ti.

-¿Pudo dormir bien?

-Bueno... Cuando cambias de espacio, el primer día te sientes un poco raro. Por eso esta noche no pude dormir demasiado bien.

-¿Cómo es su cuarto en el CIS?

-Las habitaciones son mejores que las que teníamos en A Lama, más amplias... Es como otro mundo. Aquí puedo tener además mis libros, que es lo primero que pensé en traer conmigo, y también mi música. El cuarto es muy amplio y con baño privado. Las condiciones que tengo son mejores ahora.

-¿Alcanza a ver la calle desde la ventana de la habitación?

-Veo la cárcel antigua y toda la parte de atrás de la Avenida de Madrid. Después de tres meses levantarme y ver esa calle, pensar que es mi barrio con la seguridad de que mi casa y la de mis padres está a solo cinco minutos... Me da la vida; es una sensación completamente distinta a la que tenía en la cárcel de A Lama. Allí me sentía aislado.

-Hablaba antes del cariño por sus libros. El lunes entró a la cárcel con una mochila repleta de volúmenes. ¿Qué está leyendo ahora?

-Estoy acabando de leer Cuadrante Las Planas, de Willy Uribe (el escritor vasco que estuvo 21 días en huelga de hambre para exigir la excarcelación de David). Él mismo me lo envió junto a otros títulos. Antes había leído Drácula, de Bram Stoker. Lo cierto es que durante los más de tres meses que permanecí en A Lama leí mucho. Gracias a Uribe varias editoriales me enviaron libros... En cuanto a lecturas estoy muy bien servido.

-¿Y la música?

-Esa es otra ventaja. En A Lama no podía tener música pero aquí es distinto. Puedo estar con el MP3 y eso es algo que necesitaba... Volver a disfrutar de mi música. En A Lama solo escuchaba lo que sonaba a través de la radio.