La Asociación Vecinal Anacos da Cidade, una de las más dinámicas en el panorama de participación ciudadana y el movimiento social y cultural de la ciudad, anuncia que se dará de baja de todos los órganos municipales en los que tiene representación, tras haberle solicitado esta administración local la devolución por algún fallo "de forma" de una subvención de 2.000 euros que ya había sido abonada.

"Nuestra decisión es irrevocable pues estamos enormemente ofendidos, dado que se nos abonó en enero de este año el pago de 2.000 euros, correspondientes a las actividades realizadas en 2012, y encima del retraso en el pago, dos meses después de concedida, es decir en marzo de 2013, nos dicen que tenemos que devolverla porque hay un fallo en la documentación", alega Miguel Doval presidente de Anacos da Cidade.

La situación que podría haber afectado a otras asociaciones vecinales que por reparos, en este caso del interventor municipal tendrían que haber devuelto temporalmente el dinero, ha motiva do en el caso de Anacos da Ciad, una postura tajante.

Según el acta de la asamblea celebrada el día 11 de este mes "una vez resuelta las incidencias surgidas con las subvenciones del año 2012, nos daremos de baja como colectivo del Consello Municipal de Cultura, el Consello Municipal de Saúde, del Consello Municipal da Muller y por supuesto del Registro Municipal de Asociaciones del Concello de Ourense". A partir de ahora "realizaremos nuestra actividad de forma totalmente independiente", añade el colectivo.

No culpan de la decisión a ninguna concejalía en concreto sino a "este extraño celo de un interventor por paralizar y desautorizar la subvención. El interventor encontró, dos meses después de abonados los 2.000 euros, un defecto de forma "y es que la asamblea de la asociación decisión nombrarme administrador único, de forma y unánime, pero el señor interventor alega para pedir la devolución, que no puede depositarse toda la responsabilidad en una sola persona Es algo increíble", afirma Doval. Al menos esta última asamblea celebrada por Anacos, desestimó una de las propuestas del orden del día, que era poner fina a este colectivo y disolverlo después de diez años de imparable actividad social, cultural y reivindicativa.