Jiménez Morán es uno de los 1.007 compromisarios que avaló la candidatura de Baltar, pero su firma es especial porque hace tres años intentó hacerse con la presidencia y prendió la mecha de una guerra interna que, pese a los esfuerzos por escenificar la unidad, muchos aun no dan por finalizada.

-No tenía por qué avalar la candidatura de Manuel Baltar pero lo hizo, ¿por qué?

-Es un gesto que pretende darle una oportunidad al consenso. Hoy hay grandes retos a nivel social que son muy complicados y para responder a ellos hacen falta partidos unidos y fuertes. La reflexión que hice es que la sociedad necesita visualizar una organización seria.

-¿Fue una decisión individual o inducida por Santiago?

-Es una decisión mía reflexionada con el resto de la candidatura que me apoyó hace tres años. Baltar me lo pidió porque iba a entregar los avales y lo reflexioné. Creo que es una oportunidad y decidí que era lo correcto. Nadie me obligó.

-¿Considera que ahora es José Manuel Baltar el que tiene que dar el paso presentando una lista integradora?

-Es una oportunidad única para él de integrar y espero que la aproveche.

-Hace tres años el candidato le llamó "desleal". ¿Ha sido fácil para usted dar este paso?

-Aquello no lo quiero ni recordar, fue muy complicado, pero yo di muestras de ser un afiliado respetuoso con mis dirigentes, he trabajado con el partido en Verín, Ourense y Galicia y vamos a seguir trabajando juntos.

-¿La reconciliación es sincera o una necesidad?

-Yo ya tengo asegurada mi presencia en el comité ejecutivo provincial como miembro nato. Pero en cuanto a la relación con José Manuel Baltar durante estos tres años ha sido buena. Siempre que he ido a la Diputación como alcalde de Verín ha habido buen trato.

-¿Qué espera del nuevo mandato de Baltar Blanco?

-Creo que habría que seguir profundizando en el consenso y hablar con la gente. Después de estos tres años él habrá sacado conclusiones y habrá visto como funcionan las cosas. Es una persona muy inteligente y ahora ya tiene una experiencia como presidente para entender que dentro de un partido con un ideario de centro, reformista y galleguista, puede haber muchas sensibilidades. Lo bueno es que esas sensibilidades se expresen y enriquezcan el partido con sus ideas. Supongo que él como presidente lo permitirá.

-¿Afirma que no ha habido espacio para esas otras sensibilidades en estos tres últimos años?

-No lo sé. El tiempo pasado, pasado está, ahora hay que pensar en el futuro. La experiencia es importante y también nos dice que hay cosas que no deberían haber pasado. Pero la gente evoluciona, y hay que decir que un partido con un único ideario es muy aburrido.

-¿José Manuel Baltar ha evolucionado?

-Todos empezamos creyendo que las cosas son de una manera y después todo cambia. Yo llevo muchos años en política y a medida que pasa el tiempo tomo las decisiones de manera más pausada, sin tanto forofismo. La experiencia es un grado y cuanta más mejor. En este momento José Manuel Baltar, con tres años de experiencia, supongo que habrá tomado nota en su periplo presidencial y sabrá lo que hacer. Está claro que puede hacer lo que quiera porque es el presidente, pero supongo que reflexionará sobre lo pasado.

-¿Todavía quedan heridas abiertas?

-Puede ser que sí, pero pasa en todos los órdenes de la vida cuando hay enfrentamientos. Con el paso del tiempo, uno escapa de estas cosas. No es cuestión mía o de Baltar, es de todos.

-¿Tiene relación en la actualidad con José Luis Baltar?

-Ninguna, desde que le comuniqué que me iba a presentar como candidato al congreso no hay relación. Es por su parte, no por la mía, porque yo estaría dispuesto a arreglarlo. Me pareció modélico el congreso regional en el que rivalizaron Cuíña, Barreiro, López Veiga y Núñez Feijóo. Salió éste y no pasó nada.

-¿Es posible la reconciliación?

-Es cuestión de él. La relación que teníamos era buenísima pero él se tomó así que me presentase, que le vamos a hacer.

-¿Se arrepintió?

-En algún momento sí, por lo mal que lo pasé.