Alejandro Montesinos entró en la Guardia Civil con 18 años y han pasado 20 sin que se enfrentase a un atraco real. "He hecho muchos simulacros pero esta fue mi primera vez real", comenta. Y la oportunidad llegó estando fuera de servicio, en un viaje a Mérida con el grupo de gaitas As Portelas, de Lubián (Zamora), en el que este agente toca el bombo. Participaron en la inauguración de un parque de energías renovables en Olivenza y ya por la noche, en el hotel, él y otros seis compañeros "más jóvenes" de la banda, prolongaron la estancia en la cafetería. "Eran las dos de la mañana cuando vimos entrar a dos personas, una de ellas con un pasamontañas y esgrimiendo una pistola. El otro era el recepcionista, que venía con las manos en alto, utilizado como rehén. Nos ordenó que levantásemos las manos porque aquello era un atraco y saltó dentro de la barra". Tras coger la recaudación de la caja les pidió a los siete que estaban allí y al camarero los objetos de valor. Entretanto, Alejandro Páez fue moviéndose discretamente hacia un lado "y una vez que lo tuve fuera de la línea de tiro de mis compañeros y del camarero me abalancé sobre la pistola y le hice un barrido de judo para inmovilizarlo boca abajo".

El agente relata que en cuanto vieron entrar al encapuchado con la pistola sus amigos se volvieron hacia él: "Soy monitor de defensa personal policial y Guardia Civil, ellos lo saben y me decían con la mirada que hiciese algo. Les noté muy nerviosos, así que les pedí tranquilidad y que levantasen las manos porque desde que entró el individuo sabía que tenía que hacer algo. Entonces esperé a asegurar mi posición para no poner a nadie en peligro". Pero aun con el ladrón en el suelo e inmovilizado, Alejandro Páez intuyó que algún cómplice podría entrar abriendo fuego, así que le pidió al camarero que cerrase las puertas para que nadie pudiese entrar hasta que llegasen las patrullas. No fue hasta el día siguiente cuando supo que había propiciado la caída de una banda peligrosa. Viajó a Mérida como músico y volvió como un héroe.