Cruz Roja fue pionera en la atención domiciliaria a pacientes de Sida en Ourense, en aquellos años oscuros en los que era una enfermedad tan mortal como desconocida, asociada a toxicomanías y prostitución. Han pasado 20 años y Cruz Roja ha ido adaptando sus programas a otra realidad; el Sida es ya una enfermedad crónica y sus pacientes llevan una vida normalizada. "Sin embargo muchos han perdido el miedo, y crece el número de pacientes que se contagian por relaciones sexuales no protegidas" explica Pablo Villarino coordinador de programas del área VIH Sida de Cruz Roja Ourense.

-¿En qué consiste el programa de atención domicilio de enfermos de Sida y cuando comenzó?

-Comenzó en 1992 con la expansión del Sida y en un contexto de desinformación. No había los fármacos actuales, era mortal pero causando antes un durísimo deterioro físico. Había atención sanitaria, pero faltaba apoyo psicosocial que nosotros prestaba en en el domicilio.

-¿Cuál fue el momento más dramático en Ourense?.

Aquellos primeros años fueron dramáticos en todo el mundo, los casos crecían de forma imparable asociados a toxicomanías, prostitución prostitución y homosexualidad. Era una enfermedad que estigmatizaba y provocaba rechazo.

-¿Qué tipo de profesionales desplazaba Cruz Roja a casa del paciente?

-Las primeras acciones de la década de los 90 se realizaban con un equipo de psicólogos, trabajadores sociales y auxiliares de clínica. Yo no estaba en aquel momento me incorporé más tarde, pero se que se hacían desde curas, para paliar el gran deterioro físico del paciente hasta apoyo emocional.

-¿Cómo evolucionó el tipo de enfermos al que ustedes atienden?

-Fue evolucionando al mismo ritmo que la sociedad. Los fármacos evitaron que la enfermedad fuera mortal y Cruz Roja fue creando otros recursos diversificados, de autoapoyo al enfermo, o a las madres con sida, un aspecto este muy dolorosos para ellas. Con la incorporación de los tratamientos de alta eficacia, se consiguió aumentar la supervivencia y la calidad de vida, hasta llegar al momento actual que el sida es ya una enfermedad crónica.

-¿Sigue siendo necesario un tratamiento a domicilio con toda la información que hay en la actualidad?

-Todavía hacemos atención a domicilio para casos de personas que vienen de una hospitalización y están convalecientes, pero el programa tiende a desaparecer y nuestro proyecto tiene varias áreas, es más preventivo. Además de la atención a una media de unas 30 personas en lo que va de año de forma individualizada, hacemos campañas preventivas, con mesas en la calle y el campus, porque curiosamente ahora, que hay tanta información está creciendo el número de personas que se contagian por vía sexual al no usar preservativo.

-¿Se ha perdido entonces en parte el miedo a la enfermedad?

-En parte si. La nuevas generaciones no han vivido aquella expansión dramática de la enfermedad, algunos lo ven como algo abstracto porque ven a pacientes con calidad de vida, y piensan que eso puede no ser un problema. Por eso están aumentado, también en Ourense los contagios por relación sexual.

-¿Cuál es el perfil del paciente que acude a ustedes en la actualidad?

-Son personas sin ningún síntoma externo, gracias a estos nuevos fármacos, que saben que tienen una enfermedad crónica, pero no mortal, llevan una vida totalmente normalizada, pero pueden sufrir un problema de rechazo en un momento dado o de autoestima, y nos piden apoyo psicológico. Ahí estamos nosotros para dar este apoyo psicosocial a pacientes de sida, que por ahora, no cubre la sanidad pública.