El remiendo improvisado a un Belén que iba perdiendo figuras a causa del deterioro y el extravío ha derivado en una tradición tan esperada en Dacón como el turrón y los polvorones. Los vecinos que en 1987 decidieron escenificar un Nacimiento para sustituir con calor humano el portal que montaban en la iglesia, estaban sentando las bases de una fiesta que se sostiene gracias a la implicación de sus protagonistas (solo no se celebró dos años por falta de organización) y que cada año atrae a numerosos visitantes de la comarca de O Carballiño.

Al igual que ocurrió aquella fecha señalada, José llega a Dacón acompañado de María sentada sobre una mula. Cuando acceden a la carballeira de A Garrida se encuentran con un dinámico mercado en el que artesanos y comerciantes intercambian viandas y otros productos, y los pastores cuidan de sus rebaños. Tras una larga caminata encuentran por fin aquí posada y deciden quedarse.

La escenificación de este capítulo de la Biblia es fruto de un ensayo previo en el que los vecinos de Dacón se adjudican su papel y guionizan el episodio del Nacimiento recreando en A Garrida su peculiar Jerusalén. En el recinto no falta de nada, mesón, panadería, molino, jamonería, escuela, carpintería y el pesebre en el que José y María pasarán la noche.

No faltan los judíos ni los romanos que custodian el castillo de Herodes. Los oficios invaden el campo, hay lavanderas, pastores, molineros, ferreros y pastores cargados de ovejas, cabras, gallinas y todo tipo de presentes para el niño.

Hasta 60 figurantes y decenas de vecinos colaboradores participan en este gran teatro no profesional que cada 25 de diciembre focaliza la atención de la Navidad. Desde las 11 de la mañana hay trasiego en la carballeira. El montaje y apertura de los diferentes puestos precede a la llegada de los dos grandes protagonistas que, tras conseguir donde pasar la noche, se preparan para el alumbramiento.

El bebé elegido para el papel de Jesús es siempre el último niño nacido en la aldea, en este caso una niña de pocos meses llamada Kenya que, como siempre, bordó su papel de recién nacido dotándolo de gran realismo. Su madre, tanto en la vida real como en la escenificación, la tomó en brazos en varias ocasiones para mostrarla a los muchos visitantes que acudieron durante toda la mañana para adorarla. Incluidos los tres Reyes Magos de Oriente, con sus pajes (también niños), que le ofrecieron tres cofres con oro, incienso y mirra.

A pesar de la lluvia que cayó de forma intermitente, el Belén Viviente de Dacón mantuvo su ubicación al aire libre en A Garrida, lo cual convierte esta celebración en una de las más singulares precisamente por el escenario en el que se desarrolla, en plena naturaleza.