Un hombre que se hacía pasar por un agente de la Guardia Civil en labores de servicio aceptó ayer una condena de un año de prisión por un delito de estafa cifrado en unos 30.000 euros, una cantidad acumulada en carreras de taxi que nunca desembolsó. El delito fue denunciado por la conductora después de comprobar que los datos de identificación que le había facilitado el acusado eran incorrectos. La juez del Penal Número Dos de Ourense donde ayer se celebró la vista oral redactará la sentencia después de la conformidad expuesta por el acusado, A.D.L., de 37 años.

Los viajes gratis del falso agente de la autoridad se desarrollaron en varias ocasiones entre enero y junio de 2010. Antes de los hechos denunciados, el acusado y la taxista se conocieron e iniciaron una relación sentimental que sentó bases de confianza. El hombre, no obstante, mintió a su compañera.

Le aseguró que era miembro de la unidad de investigaciones de la Policía Judicial de la Guardia Civil y, en desempeño de sus funciones, necesitaba desplazarse a distintas ciudades. Todos los viajes partían de Ourense y estaban supuestamente autorizados por un miembro del cuerpo del instituto armado. El acusado aportó unas claves de autorización e identidad para que la conductora pudiera reclamar después el dinero.

El condenado hizo sucesivos viajes, hasta más de una veintena en un solo mes, a largas distancias. Se desplazó sin pagar un euro a ciudades como Valladolid, Salamanca o Madrid, con carreras que costaron hasta 500 euros y nunca menos de 90 euros.

Los embustes del acusado incluían incluso situaciones simuladas delante de la conductora estafada. Por ejemplo, mantenía conversaciones por el teléfono móvil con supuestos superiores de la Guardia Civil. Cuando la taxista se puso en contacto con el instituto armado para reclamar el dinero, le manifestaron que los datos eran falsos y las facturas generadas no correspondían. La mujer denunció después.