Eran las cuatro de la mañana del martes al miércoles. Fernando López Fernández, un hombre de 85 años que vive solo en una vivienda de San Antonio (Baltar) aislada del núcleo de la aldea, se sobresaltó con ruidos extraños. El octogenario se levantó de cama y fue a ver. En la escalera lo arrinconaron seis ladrones. Por esclarecer su caso, muy similar a un asalto perpetrado en Amoeiro a principios de mes, ya se devanan la mente los investigadores de la Guardia Civil. El anciano, amedrentado por la irrupción en su propia casa y las serias advertencias de los asaltantes, permaneció hasta ayer a las tres sin dar la voz de alarma tras ser conminado por los ladrones. "No se te ocurra moverte de la habitación", le dijeron.

El grupo le desvalijó la vivienda de dos alturas -consiguió entre 2.000 y 3.000 euros en efectivo que almacenaba en dos lugares- y, al finalizar, lo obligó a quedarse en cama. Los asaltantes hicieron una visita por su bodega al terminar para darse un festín. "Quieto, ahora vamos a beber y a comer jamón", espetaron los sujetos según el recordatorio de lo ocurrido que la víctima transmitió ayer, horas más tarde, a José Antonio Feijóo, alcalde del municipio de Baltar.

No emplearon armas, iban a cara descubierta y se comunicaban en castellano y gallego, describió la víctima. Todas las semanas recibe la visita de una hija y de su yerno, quienes ayer estaban a su lado tras la impresión que padeció el anciano. Los ladrones emplearon la fuerza. Posiblemente ayudados con una palanca violentaron el portal de acceso a la casa.

Sin agresiones pero a empujones, los delincuentes exigieron a la víctima que no se moviera. Pusieron la vivienda patas arriba. Revolvieron estancias y armarios hasta encontrar el dinero en efectivo. No se conformaron y pidieron más. El octogenario les dijo que no había más y los atracadores vaciaron hasta las cajas de tornillos de un garaje aledaño del yerno de la víctima. Al familiar le pertenecía la escopeta que, según manifestó el alcalde, también ha desaparecido.

Los ladrones no pasaron hambre: "Le dijeron que estuviera quieto, que iban a comer jamón y a beber allí y que, mientras tanto, no se moviera del sitio. La familia cree que se llevaron un jamón", dijo a FARO el alcalde.

Con algunas diferencias pero un modus operandi parecido. Los ladrones de Fernando López cortaron el cable del teléfono, escogieron una víctima en un lugar aislado, actuaron en grupo numeroso y entraron y salieron sin que el perro que custodia la casa frenara el ímpetu de los delincuentes, aunque vecinos de la zona aseguran que oyeron ladridos la noche del robo. Con toda probabilidad los asaltantes tenían su objetivo controlado.

El 5 de noviembre, Secundino González, un hombre de 63 años que reside junto a su madre enferma e impedida en una vivienda de Penouzás (Amoeiro), fue abordado por cinco asaltantes cuando cortaba leña. También hablaban gallego. También lo amenazaron con no salir de casa pero fueron más violentos. Aquellos atracadores -la Policía Judicial indagará si son los mismos- iban encapuchados, armados con palos y una pistola, y llegaron a golpear al sexagenario.

El rural que se despuebla en Ourense cuando más se acentúa la caída demográfica registra la gran mayoría de los 350 casos de robos violentos en viviendas registrados entre el primer y tercer trimestre de 2012, según el balance estadístico más reciente del Ministerio del Interior.