El plan Ourense 92 que el presidente de la Diputación, Manuel Baltar, presentó el pasado viernes para ahorrar seis millones de euros ha elevado a categoría de oficial lo que hasta ese momento eran rumores de circulación interna. En "la casa", como los trabajadores llaman a la institución provincial, sabían que el nuevo jefe venía con la tijera afilada pero desconocían donde la iba a aplicar con mayor vigor.

De hecho, ninguno de los responsables de los centros que se suprimirán o verán suspendida su actividad habían sido consultados previamente y descubrieron que su actividad tenía los días contados en el mismo momento de la presentación. Tampoco saben cual será el destino de los funcionarios empleados en estos organismos pero sí que los eventuales "ya no serán renovados".

Uno de los más afectados es José Cudeiro, gerente de la sociedad urbanística Urbaourense, que se disolverá en diciembre para que la Diputación recupere dos millones de euros de liquidez. Respecto a los proyectos iniciados, Baltar Blanco se compromete a seguir ejecutándolos desde la propia institución, pero José Cudeiro va más allá proponiendo que la plantilla de la sociedad se "integre" en la Diputación "hasta acabar los proyectos". Sería "lo normal", dice el gerente.

Manuel Baltar da carpetazo así a un proyecto iniciado en 2008 por su padre que da empleo en la actualidad al propio gerente, a un arquitecto y una administrativa, ninguno de ellos vinculado a la institución.

El objetivo era desarrollar suelo industrial en los pequeños municipios y ejecutar viviendas de protección oficial. Sin embargo, los sucesivos ejercicios se han ido cerrando con pérdidas de hasta 158.000 euros en 2010 y de 99.000 en 2011. A pesar de todo, el gerente sumaba cada año a sus 75.000 euros de sueldo una gratificación económica por "cumplir objetivos".

José Cudeiro no cree que su polémico salario ni el balance de pérdidas hayan sido determinantes a la hora de decidir la disolución de la sociedad: "Si fuese por el salario se podría llegar a un acuerdo y ya está, pero yo creo que lo que la Diputación necesita son los dos millones de liquidez".

Y a pesar de que sabía que la tijera le apuntaba desde hacía tiempo, Cudeiro reconoce que "igual que a todos", el anuncio le pilló por sorpresa. No recibió ningún aviso con antelación, ni tampoco con posterioridad: "Tengo que hablar con el presidente para ver qué va a pasar, todavía no me ha llamado", reconocía ayer. Entiende que la sociedad desaparezca "si hay otras prioridades" y así se lo preguntará a Baltar cuando se reúnan. En todo caso, asegura que, "con más tiempo", Urbaourense "sería finalmente rentable". Defiende que "ninguna empresa da beneficios en sus primeros años".

En estos momentos, Urbaourense es propietaria de un solar en el barrio de O Couto adquirido por la sociedad en 2010 para ejecutar vivienda protegida después de que el proyecto de la Finca Santamarina de construir tres torres y 300 viviendas quedase paralizado por varios litigios judiciales. Tras sucesivos intentos infructuosos de desarrollar la parcela mediante adjudicación, la sociedad ha tenido que asumir la construcción del edificio en O Couto para vender 17 viviendas. Dos años después, solo hay un anteproyecto presentado en Urbanismo y la duda de "si seguimos o lo aparcamos", en palabras de Cudeiro.

Está pendiente la construcción de 6 viviendas en A Gudiña para las que hay 12 peticionarios y la ejecución de obras en el polígono de Nogueira, pendientes de adjudicar 37.000 euros.

Privatización con 11 años de retraso

150.000 euros para 250 alumnos

El director del Centro Ecuestre de Antela y la Escola de Equitación de Vilamarín, Sindo González, tampoco estaba informado de las "intenciones del presidente", pero admite que "esperaba" la privatización. En ambos casos, la Diputación renuncia a la gestión directa apostando por la externalización. Los trabajadores con plaza serán reubicados y al resto no se le renovará.

Sindo González, veterinario de profesión pero con plaza fija, recuerda que la privatización estaba prevista "desde que se concibió todo esto, en 2001". Asegura que "hay gente interesada" en gestionar ambos centros. La adjudicación se hará, en los dos casos, por concurso público, siendo más urgente el traspaso de la escuela de Vilamarín, con 200 alumnos en la actualidad, para que el nuevo curso comience en septiembre bajo una nueva dirección.

Los dos centros estaban en el punto de mira de los recortes. Requieren un presupuesto de 1,2 millones de euros pero solo ingresan 350.000 en servicios. El 50% de los gastos se va en las nóminas de 16 trabajadores. El propio director reconoce que es "demasiado gasto en personal y horas extras de los funcionarios", debido a la actividad de los fines de semana. "Siempre creí que lo más eficiente para maximizar la inversión era privatizar", concluye.

El plan Ourense 92 contempla también la suspensión de la actividad en la Escola de Artes e Oficios, "al menos" hasta 2015. El director del centro dependiente del Centro Cultural, Francisco González, cree que se trata de una "decisión política" y lamenta que una escuela con más de 100 años de historia en la que alumnos como Virxilio aprendieron un oficio cierre sus puertas. Aunque se muestra "comprensivo" con la situación y entiende que hay que tomar "medidas que no son agradables", González confía en que la escuela reabra cuando las cuentas de la Diputación lo permitan. En la actualidad cuenta con 250 alumnos habituales, sobre todo mayores de 40 años, y siete disciplinas formativas.

Desconocedor del plan de Manuel Baltar, Francisco González cree que la decisión podría estar relacionada con la posibilidad de rentabilizar las instalaciones de la escuela, en la Praza Maior, propiedad de la Diputación. "Es posible que les puedan sacar más rentabilidad trasladando allí servicios por los que están pagando algún alquiler", intuye.

En la actualidad, este centro cuesta a la Diputación 150.000 euros y ningún ingreso, ya que los cursos son gratuitos. El presupuesto se destina a adquisición de material, calefacción, luz, agua, comunidad y cuotas de los profesores.