Son tres mujeres, dos de ellas jóvenes y otra de mediana edad, pelo blanco y aspecto matriarcal y mundano que, al igual que sus acompañantes, no despiertan la desconfianza de sus posibles víctimas. Solo se diferencia de esa legión de mujeres que visitan los populares mercadillos, en que llevan bolsos más grandes de lo normal y ellas no van a comprar, sino que acuden a buena parte de las citas feriales gallegas, aprovechando las aglomeraciones de compradores en los puestos de venta de los mercadillos, para robarles la cartera.

Las conocen popularmente como el "clan de Carballo", por el nombre del concello coruñés del que proceden y ayer, actuaron en el mercadillo de Ourense, donde su presencia sembró la alarma, tras dispararse el número de denuncias por robo de carteras, lo que obligó a desplazar a una patrulla de la Policía Nacional de Ourense para escuchar a las víctimas y tramitar las denuncias.

"Todos los vendedores ambulantes conocemos a la mayoría de los carteristas, y hoy las que estaban "trabajando" en Ourense eran ellas, las de Carballo", apuntaba ayer un vendedor ambulante, que prefiere no dar su nombre por temor a represalias.

La presencia de cacos anónimos en las ferias del día 7 y 17 de Ourense y en las de cualquier otro mercado, es habitual, y obligó en el anterior mercadillo del 7 de marzo la presencia de de furgones de la Policía Autonómica para disuadir a estos carteristas, que eligen como víctimas de forma preferente a mujeres mayores, aprovechando el despiste que se produce en los apretujones de clientes, entretenidos en rebuscar entre las prendas de saldo de los puestos de los ambulantes.

"Nosotros conocemos a todos, hay también algunos que vienen de de Monforte y de otras parte de Galicia, pero estas tres mujeres son muy conocidas, estuvieron detenidas muchas veces y no despiertan sospechas porque son españolas y con un aspecto muy normal", explica un vendedor ambulante.

Además ayer la celebración del mercadillo coincidió con un fuerte chaparrón, y la máxima es que "a día de lluvia ganancia de carteristas" puesto, según los vendedores, el hecho de que un cliente tenga una mano ocupada en sostener un paraguas y la otra en rebuscar en el puesto de venta, lo convierte en víctima perfecta para el carterista que quiere acceder a su bolso.

Casi todos los ambulantes optaban ayer por el anonimato a la hora de referirse a la identidad del autor o autoras de los robos, pero todos coinciden en que "es necesario que pongan vigilancia. Solo con que se coloque cerca un coche de la policía, ya se esfuman" explicaba un comerciante. Por eso piden "que nos pongan más medios de vigilancia, puesto que el ayuntamiento bien que nos cobra por instalarnos aquí".