La editorial Trifolium saca a la calle la novela Tela de araña, de José María Pérez Álvarez "Chesi" –colaborador de Faro–, que transcurre en la ciudad de Ourense, además de Bruselas, Ginebra, París, Marruecos y Santiago. Entre los protagonistas de esta obra, figuran el poeta José Ángel Valente, el pintor Xaime Quessada Porto, el psiquiatra y escritor Santiago Lamas y Julio López Cid.

La obra, de unas doscientas páginas, cuenta con capítulos realistas y otros de pura fantasía. El autor se siente "plenamente satisfecho" de esta novela, al ser consciente de que tiene páginas excelentes. "No me arrepiento de haber escrito esta obra, que ya no es poco. Yo rompo muchas cosas. Esta la he guardado, porque me parece interesante", comenta José María Pérez.

Chesi revela que esta fue la primera vez que un editor se puso en contacto con él para pedirle una obra, por sugerencia de Juan Goytisolo, que durante un encuentro en Marruecos resaltó el "enorme valor literario" que tiene el escritor ourensano.

José María Pérez le entregó al editor el original de Tela de araña, una de las tres novelas que tenía inéditas. Esta obra la escribió en 2009, a continuación de La soledad de las vocales. Tenía previsto publicarla Bruguera, antes de que se produjera su cierre.

José María Pérez Álvarez nació en O Barco de Valdeorras en 1952. Reside en Ourense. Profesionalmente, sigue la tradición de su padre, como funcionario de la Agencia Tributaria. Como escritor, publicó las novelas Las estaciones de la muerte, (1988), En perigo de extinción (1996), Un montón de años tristes (1999), Nembrot (2002) y La soledad de las vocales. Le concedieron varios premios de cuento y novela corta, entre los que figuran el Gabriel Sijé y el Felipe Trigo. Con Las estaciones de la muerte obtuvo el Premio Constitución de 1987.

José María Pérez admite que Ourense es una ciudad que cuenta con un enorme peso literario, que acaba incidiendo sobre el escritor, algo similar a lo que ocurre con Barcelona, Madrid, Vigo y Mondoñedo de Álvaro Cunqueiro. "La persona que escribe en Ourense, de alguna forma está percibiendo lo que hicieron antes Ramón Otero Pedrayo, Vicente Risco, Eduardo Blanco Amor... Es una ciudad pequeña, que tiene casi el encanto de la traslación universal, como fue Macondo para Gabriel García Márquez". Ourense es en sí "un escenario literario, una ciudad poblada de escritores, de pintores y escultores. Es como si generara artistas. Yo creo que hay una especie de fuente generatriz de algo. Una cosa especial. Como si hubiera una fuerza telúrica que lleva a la gente a expresarse de una forma artística. Entonces, uno se enfrenta a un escenario que viene cargado de un componente de literatura escrita, que más o menos asume y se siente resignadamente dispuesto a tratar de hacer algo que no sea muy similar a lo que hicieron otras personas tan importantes. En ese sentido, Ourense es un escenario perfecto para una persona que tiene este tipo de inquietudes".

De todas formas, Chesi no tiene reparos en reconocer que lo primero que ha descubierto sobre Ourense fue que es "una ciudad pequeña, triste, gris y provinciana", que le ha provocado "odio", al ser como "un patio de corrala donde todo el mundo habla de todo el mundo". Luego percibió en los bares, en las tertulias, en las conversaciones con la gente que Ourense tiene otra dimensión, que está por debajo del ámbito político que solemos ver, de ese ámbito religioso, tan de Clarín en La Regenta, y dices: vamos hacer de esto algo distinto, salvando las distancias, como James Joyce transforma el Dublín provinciano en una especie de patria. A mí eso me parece fundamental".

Las obras de Vicente Risco, Ramón Otero Pedrayo y de Eduardo Blanco Amor fueron "la puerta de entrada" a Ourense para Chesi, como escenario literario. El deslumbramiento se produjo con A esmorga, que en la actualidad no se atreve a releer, por temor a que la pueda desmitificar, y otras obras más marginales, desde el punto de vista geográfico, como cuentos de Carmen Martín Gaite. Por encima de todo, contempla el Auria que aparece en Blanco Amor, al responder a la literatura que le gustaba: "Una especie de tragedia, casi insuperable; es una excelente novela".

Contempla A esmorga como "una novela en la que aparece todo: la pasión, el sexo, la homosexualidad más o menos solapada, el sueño, la bestialidad, el alcohol con un grado sumo de excitación. A mí eso me interesa mucho, los autores vinculados al alcohol como Ernest Hemingway. El alcohol forma parte de la vida de esta ciudad. Muchas veces explicita lo más sublime y demoníaco que tenemos".

Mantiene una relación de amor-odio con la ciudad

Pese a la relación de amor-odio del autor con Ourense, José María Pérez Álvarez siente la necesidad de volver de forma constante a esta ciudad, como escenario literario. Lo hizo por primera vez con Las estaciones de la muerte, una magnífica novela que se centra en el Liceo y en el casco antiguo de la ciudad; Un montón de años tristes –una obra que considera que "no debí firmar nunca", al mostrarse disconforme con el resultado de la obra, en la que el nombre de Ourense aparece cambiado– y Nembrot, donde Ourense figura como referencia. A partir de ahí se produce un paréntesis de silencio, con respecto a esta ciudad. Sin embargo, La soledad de las vocales es una novela que transcurre en una pensión, que podía ser ourensana. Y la tercera parte de Tela de araña, que está llegando estos días a las librerías, se centra en Ourense.

Chesi se ha estrenado literariamente en Ourense con Don Eusebio, un hombre que trama asesinar a personas mayores, para convertirse en socio de honor del Liceo, más que por no pagar las cuotas, por el reconocimiento que conlleva. Define Las estaciones de la muerte como "una obsesión que no quedó mal". Y en Tela de araña aparece Rábade, al que llaman para escribir la biografía de un poeta ourensano que murió muy joven.