Unas 20 vecinas de O Irixo en representación de las asociaciones de mujeres del municipio abandonaron ayer la Casa do Concello presas de la indignación. Acudieron a primera hora de la mañana para hablar con el alcalde Manuel Penedo sobre el proyecto de la incineradora y se marcharon con la sensación de que la persona a la que la mayoría de ellas votó el pasado 22 de mayo no las representa: "Sigue encerrado en el poco argumento que tiene. Es un traidor".

Atosigado por un interrogatorio en el que llegaron a preguntarle si sabía lo era una toxina, el alcalde respondió a las mujeres que O Irixo tendrá una incineradora de basura "porque me da la gana". La respuesta ofendió al grupo, que amagó un abucheo en el despacho a base de aplausos y gritos de "fuera, fuera". Penedo, recostado en su sillón de alcalde, no se inmutó. Las mujeres insistieron en pedirle que estudie otros modelos de tratamiento de residuos sólidos "que no quemen basura". Pero nada.

Edita Payo cree que el alcalde "se ha cerrada en una idea fija" y está obviando otras fórmulas que tratan la basura de forma limpia. "Estamos a favor de que se instale aquí una planta, pero no esa, preferimos una de reciclaje y compostaje que, además, creará más puestos de trabajo". Para esta vecina, la actitud del alcalde "imponiendo la incineradora porque le da la gana es más propia de un dictador que de un alcalde".

Trataron de convencerle pero no lo consiguieron y abandonaron el despacho como habían entrado. "Seguiremos peleando con uñas y dientes", manifestó Edita Payo. Dos vecinas pusieron el colofón a la protesta con una cacerolada en el exterior del consistorio.

Por su parte, Manuel Penedo, asegura que no dejará de recibir a los vecinos en su despacho pero que solo les responderá con monosílabos "mientras vengan de esa manera, buscando titulares". Sostiene que "no se puede conversar cuando entran así, con las cámaras, para dejar quedar a uno mal. Cuando vengan dos o tres, sin prensa, les hablaré tranquilamente".