"Que lo regresen sano", pide desde Ramirás la familia del empresario de 67 años, Juan Soto, que desde el pasado domingo permanece en paradero desconocido tras ser secuestrado por dos hombres cuando conversaba con su esposa Elsa Rosario Feijóo, frente a la carnicería que ambos regentan en el kilómetro 23 de El Junquito, en Venezuela, al oeste de Caracas.

Fuentes de la División de Secuestros de la Policía Nacional Bolivariana confirmaron ayer que Juan Soto fue raptado a las 9 de la mañana del domingo por dos hombres que lo agarraron por la fuerza y lo introdujeron en un coche, en presencia de su esposa. Una llamada posterior a la familia del empresario clarificó el objetivo del secuestro: un rescate de 3.000 millones de bolívares, 250.000 euros, con un mensaje de advertencia que aseguraba que si hacían lo que ellos pedían, al secuestrado no le ocurriría nada malo.

La policía investiga el entorno del pueblo de Juan Soto, en el kilómetro 23, ante la posible existencia de un "informador" que hubiese facilitado a los raptores los movimientos del empresario. Las citadas fuentes policiales afirmaron ayer que el secuestro es "delincuencia común no organizada" en El Junquito, donde estos delitos "están a la orden del día" al proporcionar "dinero fácil". En el caso de Juan Soto, no existían advertencias previas ni amenazas.

La inseguridad ciudadana es una constante en El Junquito, donde a finales de julio fue asesinado de un disparo un comerciante del kilómetro 12 para robarle el coche. Al tratarse de localidades pequeñas y de montaña, la policía cree que estos delincuentes comunes podrían contar con una red de informadores que señalan a las posibles presas. En el caso de Juan Soto, no se descarta que algún vecino o incluso amigo del empresario pudiese haberlo delatado a cambio de una comisión, según relatan fuentes policiales.

En el kilómetro 23, donde están la carnicería "El Chino" y el restaurante "Milagros Arana" que regenta Juan Soto, todos conocen al empresario de Ramirás pues "fueron los emigrantes de aquí los que comenzaron a instalarse en este punto de la carretera", cuenta Elvira Feijóo, cuñada del raptado, cuya casa en Freás se llama "Villa Junquito".