El fuego a modo de represalias tras una discusión telefónica con su pareja. Según las conclusiones del fiscal que lo cuestionará en juicio, Sebastian F.H., un joven de nacionalidad rumana, prendió fuego "a todos los elementos" que había en el domicilio donde vivía en común con su novia, un ático ubicado en la última planta de un edificio de la calle Espido de Verín. La Guardia Civil informó tras el incendio, provocado el 11 de julio de 2009, que había sido ocasionado con el joven bajo los efectos del alcohol y con foco de origen en un colchón del dormitorio.

El fiscal considera que el rumano lo hizo "a sabiendas de que el resto del inmueble estaba habitado, con el consiguiente desprecio hacia la vida de los demás", por lo que solicita una pena de 10 años de cárcel sumado a un año más por una presunta agresión a la chica que tuvo lugar un mes antes. Los tres magistrados de la sección penal de la Audiencia lo juzgarán a finales del mes de mayo por un delito de incendio y por otro de malos tratos.

La secuencia de hechos que el acusador público ha dirigido al tribunal ourensano se inicia el 17 de junio de 2009. El acusado se encontraba aquel día en compañía de su pareja camino a Portugal. Tal y como señala el ministerio fiscal, antes de llegar a la localidad arraiana de Feces de Abaixo, se desencadenó una discusión.

El rumano, supuestamente, comenzó a golpear en la cara a su novia y repetidas veces en el tabique nasal. La chica necesitó una asistencia médica y tardó en curar las lesiones derivadas del golpe un total de tres días, dos de ellos de carácter impeditivo para sus ocupaciones, tal y como consta en las actuaciones judiciales. Esta agresión constituyen un delito de maltrato en el ámbito familiar que debe castigarse, a criterio del fiscal, con una pena de un año de cárcel, la privación del derecho a llevar armas durante dos años y medio, incluyendo la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros de distancia, o de comunicarse con ella, por cualquier medio, durante un periodo de tres años.

Aproximadamente un mes después del episodio de violencia, Sebastian incendió al piso según los cargos que pesan contra él. El 11 de julio de 2009, alrededor de las 15 horas, mantuvo una discusión telefónica con su pareja para, acto seguido, prender fuego a todos los elementos del mismo, comprometiendo la seguridad del resto de vecinos. Las llamas no se propagaron finalmente al resto del edificio gracias a la intervención diligente de los Bomberos de Verín. El jefe de servicio reconocía a este periódico, al trascender los hechos que motivaron el ingreso en prisión preventiva del acusado, que "apenas se apreciaron las llamas en el resto de viviendas" del piso de la calle Espido.

El fiscal reclama a Sebastian el pago de aproximadamente 24.000 euros. Un poco más de 23.000 que corresponden a la aseguradora del inmueble, mientras la cantidad restante compensaría a la comunidad de vecinos.