Gabriel Álvarez Martínez ya tiene billete de vuelta con destino a Kobe, la ciudad japonesa en la que desarrolla desde octubre de 2010 un proyecto de investigación en traducción becado por la universidad japonesa. El día del terremoto en Fukushima estaba en la residencia comiendo y vio la noticia por televisión. No le dio demasiada importancia hasta que horas después descubrió que todos sus amigos se interesaban por él en facebook.

El sunami y el desastre nuclear precipitaron su regreso al hogar familiar en O Carballiño, pero no sin antes asegurarse de que la Universidad no le retiraría la beca. "Viaxar ó Xapón era o meu soño. Teño que volver".

Las noticias que ayer igualaban el nivel de la fuga radiactiva en la central de Fukushima a Chernóbil (Ucrania) no han mitigado su deseo. El próximo miércoles cogerá el avión y retomará su trabajo en la universidad al tiempo que preparará el examen de acceso a un máster que le permitiría quedarse en Japón hasta 2014.

Kobe está a unos 600 kilómetros al sur de Fukushima, en la región de Osaka, y Gabriel Álvarez cree que "non hai problema". No niega la gravedad y reconoce cierta preocupación, especialmente por la alimentación, con la que tendrá máximo cuidado y seguirá las recomendaciones del gobierno japonés y de la OMS.

Gabriel Álvarez está al tanto de la actualidad en Japón, al igual que siguió desde Kobe las noticias que hace un mes alarmaban a todo el mundo ante un desastre nuclear: "O asunto era grave pero algunhas informacións eran contradictorias". Respecto a la comparación con Chernóbil, Álvarez Martínez sostiene que "non será tan catastrófico".

En cualquier caso, el joven traductor carballiñés es consciente de los riesgos que asume y de que regresa al país de los seísmos. De hecho, vuelve a Kobe, la ciudad del Gran Terremoto de Hanshin, en la que el 17 de enero de 1995 se perdieron más de seis mil vidas. "De vez en cando penso que pode haber un en calquera momento", asegura, y ya tiene asumidos ciertos comportamientos, como no dejar nunca el ordenador encima de la mesa por si hay un temblor y se cae. "O certo e que non estou excesivamente preocupado, aquí están moi protexidos e concienciados". La reacción ante un seísmo es la primera lección que aprende un extranjero cuando llega a Japón.