La Audiencia impone 12 años y medio de prisión a Ramón Fernández Álvarez, el vecino de Rioboo (Cenlle) que hace unos días en juicio confesó haber asesinado con una escopeta a la joven prostituta María Socorro da Silva. El tribunal impone la pena que el fiscal, la acusación particular y la defensa acordaron cuando Ramón se hizo cargo del crimen y puso a su disposición su patrimonio para compensar económicamente a la familia de su víctima. El hombre, con los ojos llorosos y la voz entrecortada, pidió perdón varias veces. "Daría todo lo que tengo", dijo, para volver atrás.

La Audiencia mantiene en 109.000 euros la cantidad total con la que el hombre deberá indemnizar a la madre y a la hija menor de María Socorro. A partir de marzo, comenzará a transferirse una cantidad mensual de unos 350 euros. Con anterioridad, Ramón había dado una pequeña cantidad, que se abogado no precisó, para dejar patente la disposición del asesino confeso de reparar, en la medida de lo posible, el daño causado.

El tribunal ourensano tiene en cuenta una atenuante por esta conducta y otra por haber revelado su autoría en el crimen tras una instrucción en la que mudó varias veces de versión y llegó a inculpar, incluso, a un vecino suyo que, según declaró, le había vendido la escopeta que utilizó en el crimen. Un arma ilegal que supone un total de 6 meses de prisión en la duración total de la condena. Ramón es condenado por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita.

La resolución judicial llega en vísperas del segundo aniversario de la localización del cuerpo de María Socorro da Silva. Ramón empezó a contratar los servicios de la joven brasileña tras encontrar su número anunciado en un periódico local. El 10 de febrero de 2009, la recogió en su domicilio de la ciudad y la trasladó, en su coche, al domicilio familiar del hombre en Rioboo.

Allí mantuvieron relaciones sexuales y posteriormente bajaron a la bodega de la casa donde surgió una discusión por el precio que debía pagarle el acusado a la joven. Ella supuestamente lo amenazó con esperar a que llegara su mujer para ponerlo en evidencia si es que no accedía a darle la cantidad que ella pedía, en torno a 400 euros tal y como declaró Ramón Fernández el día del juicio en la Audiencia.

El hombre cogió una escopeta de caza sin licencia y le disparó dos veces. La primera vez le descerrajó un tiro a una distancia inferior a metro y medio que le impactó en el pecho. Con ella en el suelo, Ramón la remató de un tiro en la nuca alojando un cartucho en su cráneo. El tribunal, como había incidido en la vista el abogado de la acusación particular, entiende que hubo alevosía. Socorro no pudo defenderse ni había indicios de forcejeo. El acusado envolvió entonces el cuerpo y recortó los cañones e la escopeta, lo subió a una carretilla y lo trasladó en su coche hasta la localidad de Pazos de Arenteiro. Allí arrojo a María Socorro al cauce del Avia.

Maltratada por su pareja

La joven prostituta brasileña llegó a España unos meses antes en buscar de un amor que salió frustrado. Conoció a través de internet a Juan Bautista, que la acabaría maltratando. Casi un año después de que fuera encontrado el cadáver, la justicia demostraba una tardanza condenando, tan fuera de tiempo, al hombre que la agredió.