La juez de Trives dedicó más de doce horas a recibir testimonio y contrastar las versiones de los cinco detenidos por la supuesta trama de estafas en seguros de coches de lujo que presuntamente fue urdida al abrigo de la actividad de un taller y compraventa de A Valenzá. La instructora ha decretado prisión con carácter preventivo para Santos A.G, el titular del negocio y, en base a la investigación, el presunto cerebro de una trama millonaria que, según las fuentes policiales, consiguió amasar más de un millón de euros mediante cobros irregulares de indemnizaciones a compañías aseguradoras por accidentes que no se producían o simulaciones de robos.

Los otros cuatro arrestados (su mujer, una secretaria y dos trabajadores del taller) fueron puestos en libertad aunque sobre ellos pesan cargos por su presunta integración, en menor o mayor medida, dentro de la banda organizada.

Se trata de una supuesta organización que ha sido desarticulada tras varios meses de silenciosa y compleja investigación. La Guardia Civil ha precintado el taller y varios domicilios, se ha incautado de seis automóviles de alta gama así como de numerosas piezas que, al parecer, eran utilizadas para los fines delictivos. Además, la Policía Judicial halló documentos que evidencian que la trama pudo haber estado en funcionamiento desde el año 2002, según algunas fuentes consultadas anteayer por FARO.

Lo conocido hasta ahora, en una operación a la que se le augura recorrido, más arrestos y ramificaciones por todo el territorio nacional o Portugal, habla del cobro fraudulento de indemnizaciones por accidentes que nunca se producían (habrían llegado a dar hasta cuatro partes por un mismo vehículo); o también por la cobertura de robos denunciados y que también resultaban falsos.

El caso más sorprendente de este último modo de proceder habría ocurrido en agosto, pese a los desmentidos de los detenidos. Presuntamente empotraron un vehículo contra el taller para simular un robo por alunizaje de un vehículo de gama superior que nunca salió del local.

La red se interesaba, además, en adquirir vehículos de lujo gravemente siniestrados. Pasado un tiempo suficiente, los daban de alta y los empleaban de nuevo en los siniestros falsos para cobrar una indemnización. Por eso los investigadores estudian el alcance e implicación de personas clave en esta actividad, como agentes de seguros, peritos, chóferes de grúa o incluso particulares que pudieron actuar en connivencia.

Por otra parte, hubo comprobaciones para determinar si el taller de A Valenzá pudo trucar el registro de kilometraje en los vehículos de importación con el desconocimiento de los clientes. Distintas voces no sabrían precisar el número de compradores que pudieron ser defraudados al adquirir un vehículo.