Se gana a la gente por su afabilidad. El obispo de Ciudad Rodrigo, Atilano Rodríguez, atiende personalmente las llamadas que recibe en la diócesis, al carecer de secretario. Al levantar el aparato, explica que quiso “liberar a un cura de esa función para que se dedique a otras tareas”, en una diócesis pequeña, que tiene 53 sacerdotes para atener 120 parroquias. Y su número figura en la guía telefónica, por lo que puede llamarlo cualquier persona que lo desee.

-Dicen que dejó usted muy buen recuerdo en la Semana Santa que estuvo al frente de la diócesis de Ourense, ahora que se plantea la posibilidad de que la Santa Sede lo nombre obispo de esta sede.

-Lo único que hice fue rezar y acompañar a la gente durante esos días.

-Además de tener una intensa convivencia con los párrocos en la Casa Sacerdotal, donde se alojó durante esos días, y de visitar todas las dependencias del Obispado, por lo que entró en gran sintonía con los curas y con los feligreses.

-Fue una relación fraterna. No es mérito mío. Más que nada, fue mérito de la gente, que me acogió con mucho cariño durante esos días.

-Porque Ourense se siente un poco desasistida, al haberse convertido en “una diócesis de promoción y paso hacia otros destinos de mayor rango”. Cada cuatro o cinco años hay un cambio de obispo.

-Como eso depende de los de arriba, siempre tenemos que estar con la maleta preparada.

-Muchos párrocos de Ourense, contemplan con agrado su posible nombramiento, a los 64 años, al pensar que se podría jubilar aquí, tras permanecer al frente de la diócesis diez o doce años.

-Mi nombramiento como obispo de Ourense depende de la Santa Sede. Nosotros tenemos que estar siempre con disponibilidad para hacer lo que nos pidan.

-Un obispo tiene la posibilidad de mostrar cierta resistencia a un cambio, pero no es lo habitual.

-Lo normal es que obedezcamos al Santo Padre, aceptando sus propuestas.

-Salvo razones de tipo excepcional, que afecten a la salud o un arraigo singular.

-Los obispos tenemos que estar disponibles para lo que nos pida la Santa Sede. De todas formas, a mí de momento no me han comunicado nada.

-Los obispos tienen obligación de guardar secreto.

-Pero de momento, por lo menos, yo no tengo ninguna noticia. No tengo ningún secreto que guardar.

-La Santa Sede sopesa su nombramiento como obispo de Ourense.

-Ya sabe que para los nombramientos suele ir una terna a Roma, donde lo estudia la congregación de obispos, de acuerdo con ese planteamiento lo propone al Santo Padre, el Santo Padre puede proceder al nombramiento o puede pensar en otra persona. Por lo tanto, sobre esto no se puede decir nada mientras no sea oficial el nombramiento.

-Algunos párrocos pedían un obispo gallego o que sea conocedor de esta comunidad autónoma.

-La forma de ser y la cultura de cada pueblo de España son distintas, por lo tanto lo que hay que hacer es procurar integrarse en esa realidad, porque la finalidad fundamental es anunciar a Jesucristo. Quien quiera ser evangelizador tiene que adentrarse en esas situaciones. Yo soy asturiano, estuve en Zaragaza, ahora estoy en Ciudad Rodrigo…; siempre procuro profundizar en la cultura y sobre todo querer a la gente.

-¿Estaría dispuesto a aprender el idioma gallego si lo destinan a Ourense?

-Por supuesto, si voy para Ourense estaría dispuesto a prender gallego, para poder entenderme con mucha gente que lo tiene como lengua materna. Pero primero tendrá que producirse el nombramiento, de lo que todavía no se sabe nada. Y luego, con el paso del tiempo, yo ya iré viendo. Tendré que ver la realidad de la diócesis, conocer los proyectos pastorales que en estos momentos están en funcionamiento, para ver cómo puedo encajar ahí el resto de objetivos que puedan plantearse.

-¿Cuál es la línea central de su ideario y de su pensamiento?

-Yo pienso que hay un planteamiento en la acción pastoral, que viene marcado desde los primeros momentos de la Iglesia, que es el cuidado de la oración, la preocupación por el anuncio del Evangelio y la vivencia de la caridad. Son tres núcleos fundamentales.

-¿Tiene previsto viajar a Santiago, con motivo de la visita del Papa?

-Sí, por supuesto, en noviembre estaré allí.

-De momento no se sabe si viajará a Santiago desde Ciudad Rodrigo o desde Ourense.

-No lo sé; a eso no le doy importancia. De momento, lo que tengo que hacer es seguir trabajando aquí, programar el curso pastoral y en el futuro que sea lo que Dios quiera.

-Antes sonó como candidato para otras diócesis, como Santander, Zamora y Palencia.

-Mientras no se produzca el nombramiento, no se puede decir nada.

-¿Qué recuerdo tiene de su pueblo, Trascastro, en Cangas de Narcea?

-Es una comunidad pequeña, donde hay solo veinte habitantes, por lo que nos conocemos todos y nos queremos. De alguna forma aquello es una familia.

-¿Va mucho a su pueblo?

-Voy menos de lo que debiera, porque tengo a mi madre allí con 90 años. Vive con un hermano pequeño, y no la visito con la frecuencia que sería deseable.

-¿Cuándo realizó su última visita?

-Estuve allí diez días en el verano.

-¿Lleva Asturias en el corazón?

-Por supuesto, allí están mis raíces, es donde estudié, donde tengo mis compañeros de sacerdocio y ejercí allí el ministerio.

-Galicia y Asturias son culturas muy próximas.

-Yo he tenido mucha relación con personas de Galicia. Como responsable de Acción Católica, tengo relación con todos los sacerdotes de Galicia.

-Durante la Semana Santa que usted pasó en Ourense, en el año 2002, por encargo de Carlos Osoro, la gente que se acercaba a usted en la catedral decía: “Da gusto con este obispo, se puede hablar con él”. Y en el Obispado de Ciudad Rodrigo, en la actualidad, levanta usted mismo el teléfono.

-De momento no tengo secretario. Como Ciudad Rodrigo es una diócesis pequeña, yo hago de secretario y de obispo.

-Más que austeridad, eso demuestra una gran humildad.

-Sobre todo, como hay pocos sacerdotes, es para que no tenga que estar uno ocupado permanentemente de la actividad del obispo.

-Pero eso también responde a una manera de ser.

-Yo pienso que el sacerdote y el obispo son servidores de los demás. De una forma especial, si miramos el Evangelio, Jesucristo nos dice que hay que atender, especialmente, a los más pobres y necesitados.

-¿Eso no lo sobrecarga a usted de trabajo?

-En una diócesis pequeña no hay problema. Si fuera más grande, a lo mejor no podías llegar a todo.

-La humildad franciscana.

-No, yo pienso que tiene que ser la normalidad, del comportamiento de un sacerdote y de un obispo: estar abierto, ser acogedor, atender a cada persona, porque si no estamos predicando el mandamiento del amor, y lo importante es que lo vivamos.

-El conocimiento de una persona, puede contribuir a que uno la quiera. ¿Esa es la razón por la que trata de ser un obispo próximo?

-La cercanía es fundamental para poder evangelizar. Nuestra misión es la de anunciar a Jesucristo. Si yo me acerco a las personas y no me abro a ellas, resulta muy difícil transmitir lo que uno cree y lo que intenta vivir y da sentido a su existencia.