Las rigurosas exigencias del Reglamento de Explosivos sobre el que se rige el sector pirotécnico en materia de seguridad han provocado el cierre en cadena de numerosos talleres de la provincia. El real decreto vigente desde 1998 ha sufrido constantes modificaciones que han ido asfixiando a las empresas más pequeñas hasta el punto de que sólo en los últimos cuatro años han cerrado cinco en esta provincia.

Pero no sólo las normas para preservar la seguridad de los trabajadores y de las personas que asisten a los espectáculos pirotécnicos han frenado el desarrollo del sector, sino también la crisis que ha reducido el gasto de las comisiones de fiestas en sesiones de fuegos y los accidentes que para este gremio suelen ser fatales. Es el caso del ocurrido el lunes en el taller Josman, en el que un incendio acabó con la vida de José Manuel Álvarez Costa, de 43 años y vecino de Cudeiro, y dejó herido grave a un joven venezolano de 23 años.

En Galicia están activos en la actualidad 19 talleres y sólo tres de ellos corresponden a Ourense, una provincia que llegó a contar con diez empresas en los últimos quince años. Según el vicepresidente de la asociación de pirotécnicos gallegos, Luis do Espiritusanto García, gerente de Xaraiva, con sede en Albarellos, Monterrei, "la empresa pequeña no aguanta, no dispone de recursos para mantener al día las catalogaciones que exige el Ministerio de Industria".

Cada producto explosivo requiere una ficha con su descripción, características y propiedades, así como las instrucciones de seguridad de su manipulación y utilización que pasará a un registro administrativo dependiente del ministerio. Cada venta de artículos pirotécnicos, transferencia o importación exige este catálogo que, además, debe renovarse cada cinco años.

La catalogación cuesta alrededor de mil euros y según Do Espiritusanto, su empresa, que trabaja en toda la península e importa productos de China ha catalogado en los últimos años 70 paquetes. El seguro personal para poder realizar disparos pirotécnicos eleva el coste a 25.000 euros y a partir de ahí todo es sumar. Sin contar con los requerimientos del reglamento europeo de transporte de mercancías peligrosas por carretera, normativas medioambientales y otras órdenes que aumentan las cifras en el capítulo de gastos de las empresas.

La prohibición de tirar fuegos de artificios en zonas forestales y los accidentes han cortado las alas a un gremio que traspasaba el negocio y la experiencia de padres a hijos.

En la actualidad se mantienen activas en Ourense la Pirotecnia Xaraiva, Abad de Leiro y Josman. Esta última absorbió un taller de Celanova y Xaraiva se quedó con González de Verín. En 2006 cerró la empresa de Melias, tras la muerte por explosión de los dos hermanos que la regentaban.